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‘Misión imposible’: resucitar a Tom Cruise

La quinta entrega, 'Nación secreta', consigue el mejor estreno de la historia de la saga La película vuelve a levantar la carrera del actor, al que muchos daban por muerto

A Tom Cruise poco más que le daban por muerto. Tres estrenos mediocres (Al filo del mañana, Jack Reacher y Oblivion) para una estrella que hace tres años cruzó el umbral de los 50 y que gracias a sus divorcios, su religión y sus peculiaridades es más popular en la prensa del corazón que en la taquilla estadounidense. La historia estaba escrita. Y entonces llegó Misión imposible: Nación secreta. La quinta entrega de esta popular saga arrancó en Estados Unidos con los mejores ingresos en un día conseguidos nunca antes por cualquiera de las entregas anteriores: 18,5 millones de euros tan solo el viernes. Para cuando acabó el fin de semana la producción presupuestada en 136,5 millones de euros ya había recaudado más de 51 millones de euros, el mejor estreno de Cruise en la última década y el segundo mejor estreno de esta franquicia. La película llega a España el viernes 7 de agosto.

En medio de esta euforia, la sexta entrega que Cruise anunció durante una entrevista con Jon Stewart quedó confirmada por el vicepresidente de los estudios Paramount, Rob Moore. “Este fin de semana ha demostrado que Tom Cruise sigue siendo una estrella popular y que Misión imposible continua siendo una de las franquicias más populares en Estados Unidos y en el resto del mundo”, indicó en una nota dirigida a la prensa. Buenas noticias en un momento en el que otras secuelas de acción como Terminator Génesis y los antiguos héroes que las protagonizaban, léase Arnold Schwarzenegger, ven cómo se precipitan al vacío sus años de gloria.

Cierto que a Hollywood le encantan los come-back pero en este caso el regreso de Cruise solo se debe al actor, del mismo modo que solo él fue culpado por su declive en estos últimos años. La misión de Cruise fue posible gracias a diversos factores pero todos pasan por la estrella. “Tom es uno de los últimos, si no el último héroe de acción”, confesó a EL PAÍS su compañero de rodaje en esta saga Simon Pegg. Un héroe siempre dispuesto a correr riesgos con tal de vender una película en la que además de ser estrella y productor participó en el guión, en el rodaje, en la posproducción y en el marketing.

En Misión imposible: Nación secreta, Cruise hizo lo imposible arrancando la película con una secuencia de acción en la que está agarrado con sus manos al exterior de un avión durante el despegue. “No es un Tom digital ni un avión falso. Él estuvo realmente atado al avión”, testificó el director de fotografía Robert Elswit a la revista The Hollywood Reporter. Se tomaron precauciones y la cacareada escena se rodó varias veces, primero con un maniquí y luego con un doble de acción antes de que Cruise se agarrara del avión atado con un arnés (que luego se borraría digitalmente) y con lentes de contacto protegiendo sus ojos. Pero como asegura Elswit, tenía que ser Cruise en ese avión o la estrella habría eliminado la escena del guión. “Cuando quiere algo se las arregla para conseguirlo. Es uno de los artistas más obsesivos que hay”, añadió.

Una obsesión que en esta ocasión ha funcionado, controlando no solo la forma de hacer posible escenas de acción que han convencido a críticos y espectadores por igual sino la mejor manera de venderlas. Porque también fue Cruise quien dio el visto bueno a ese salto de fechas que adelantó cinco meses el estreno de Misión Imposible: Nación secreta. La razón: evitar su estreno en diciembre junto a la nueva entrega de La guerra de las galaxias como estaba previsto. El resultado fue un buen golpe de efecto ya que en Hollywood no se adelantan los estrenos. Solo se atrasan y eso es una mala señal.

Además Cruise estuvo presente durante el estreno mundial de la película en Viena y pocas horas más tarde en Nueva York, firmando autógrafos y posando en selfies con sus fans en la alfombra roja de la premiere estadounidense. Eso sí, la prensa no estuvo invitada. O mejor dicho, aquellos medios que pudieron hablar con la estrella lo hicieron con la condición de no mencionar la vida privada de este tres veces divorciado o sus lazos con la Cienciología, credo que practica. Y ni tan siquiera Jon Stewart, el presentador más mordaz de la televisión estadounidense, tuvo las agallas de pedirle al agente Ethan Hunt su opinión sobre el reciente documental Going Clear y las acusaciones que vierte sobre este grupo.

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