México importa la tradición catalana del libro y la rosa
La filial mexicana de la Asamblea Nacional Catalana reivindica en la Fiesta del Libro y la Rosa la independencia de Cataluña
Circulan rosas y libros como si estuvieran en La Rambla de Barcelona, pero están en un recinto universitario de México y muy pocos saben explicar qué tiene que ver una cosa con la otra. Muchos menos han oído hablar alguna vez de Sant Jordi. Todo comenzó hace ocho años, cuando el director de difusión cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) viajó el 23 de abril a Barcelona y tuvo una idea: ponerle rosas a su sencilla Feria del Libro. Al comprar un libro, una rosa. No hay regalo, sino márketing.
En un stand camuflado entre editoriales se escucha hablar catalán. La Asamblea Nacional Catalana, una filial de la organización que lidera el movimiento por la independencia de Cataluña, ha aprovechado la tradición para hacerse oír. Y entre libros sobre la historia catalana, el origen catalán de Colón y algunos souvenirs con la senyera, van contando orgullosos la leyenda de Sant Jordi a los curiosos que se acercan: "Entonces, [Sant Jordi] mató al dragón que quería comerse a la princesa y de su sangre brotó una rosa, es por eso que en este día se regala esta flor y un libro". Después de recorrer decenas de puestos monótonos de las grandes editoriales, el de los catalanes llama especialmente la atención a los asistentes.
"Se acercan muchos jóvenes interesados en la historia de Cataluña y otros que incluso la conocen mejor que yo", cuenta orgullosa Montserrat Gispert, que además de miembro activo de la Asamblea ha sido durante 50 años catedrática de la UNAM. Los libros que venden son, en su mayoría, donaciones personales de los miembros y simpatizantes de la organización que tenían en su biblioteca personal o que adquirieron en Barcelona para venderlos aquí. "Nosotros no ganamos nada de dinero con esto, inlcuso regalamos muchas cosas", asegura Gispert, que a sus 80 años habla con una energía inagotable.
Una chica, que ha acumulado ya un buen ramo de rosas, se acerca a los estantes catalanes como quien se dispone a examinar un bicho raro. Enseguida, se acercan dos mujeres a ella para hablarle de la historia de Cataluña. "A muchos mexicanos les explico que yo soy indígena catalana, que tenemos muchas cosas en común, ya que nosotros defendemos también la tierra, la lengua, las costumbres y la autonomía", apunta Gisbert, y añade: "Muchos no me creen cuando les digo que éramos independientes hasta 1714 y que los mismos que conquistaron México, nos conquistaron a nosotros":
A diferencia de lo que ocurre en el resto de stands, aquí nadie tiene la intención de vender, el objetivo está en el escaparate. La chica que se había acercado se llama Fernanda Hernández y pese a la ingente cantidad de flores que sujeta en su mano izquierda, no había oído hablar de esta costumbre. La "historia de la independencia de Cataluña" le sonaba, pero poco más.
La escritora Rosa Beltrán, que es también directora de Literatura de la UNAM y una de las organizadoras de la Fiesta del Libro y la Rosa 2015, defiende la incorporación de la tradición de la rosa al evento. "Nos pareció muy buena idea, antes celebrábamos este día de manera muy hierática y, además, no hay un recurso literario más metafórico que esta flor", señala Beltrán.
La séptima edición de la Fiesta está dedicada al aniversario de la muerte de Gabriel García Márquez y a Vicente Leñero. Como homenaje al primero, se han instalado a lo largo de la feria dispositivos para escuchar Cien años de soledad, narrado por García Márquez antes de su publicación. Además, destacan las charlas denominadas Pesos pesados, en las que diferentes escritores y especialistas debaten sobre historia, literatura, cine, música y ciencia. También habrá teatro y clases masivas de salsa o danza africana. Beltrán, orgullosa del programa, sentencia: "La literatura no solo está en los libros".
La fiesta del libro, en lenguas indígenas
La tradición de la rosa y el libro se extiende por otros sitios de México. Morelia, la capital de Michoacán, y destino de cientos de exiliados de la Guerra Civil española, ha celebrado este 23 de abril por segundo año consecutivo su propio homenaje a Sant Jordi: La Fiesta del Libro y la Rosa.
La pluralidad lingüística ha protagonizado la primera jornada del festejo, que dura tres días. Se habló en purépecha, la lengua prehispánica de Michoacán, en la inauguración, y se habló (y leyó) también en tzetzal, el idioma de un grupo de indígenas de Chiapas. En la Feria del Libro y la Rosa se presentó De cómo se perdió y recuperó el maíz, publicado simultáneamente en castellano y la lengua chiapaneca.
La celebración, realizada entre los paseos novohispanos de cantera de la ciudad, también ha contado con reflexiones sobre "El buen gobierno de Sancho Panza" o "El Quijote y la ciencia", a propósito de la novela de Miguel de Cervantes Saavedra. Se rindió también homenaje a Eduardo Galeano, autor de Las venas abiertas de América Latina.
Las jornadas, organizadas por la UNAM y el foro de editoriales independientes El Traspatio, continuarán hasta el sábado y cuentan con la participación de 64 editoriales, casi el triple que el año anterior.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.