Semana trágica en la televisión de Estados Unidos
El adiós anunciado por Jon Stewart y la sanción a Williams conmocionan a la industria
Se va el rey de la comedia que hacía información y castigan al rey de la información que coqueteaba con la comedia. Jon Stewart y Brian Williams, números uno de la televisión de EE UU, son las dos caras de una misma moneda. El primero anuncia su marcha con el traje inmaculado. Cambió la manera de hacer comedia y la audiencia así se lo ha reconocido. El segundo sale por la puerta falsa, con la duda de si mintió en sus informaciones o si padece algún trastorno que le hace recordar cosas que nunca vivió. En su último acto, ambos han conmocionado a la industria y agitado las audiencias.
La doble vida de Brian
Finalmente, Mr. Hyde ha devorado al Dr. Jekyll. El astro insaciable, el actor frustrado, el cómico en potencia, el héroe insatisfecho que se escondía dentro de Brian Williams ha destrozado al periodista veraz, al anchorman más creíble, al reportero mejor pagado. Los neurólogos, los únicos que han salido en su defensa y han intentado dar una explicación de lo sucedido, atribuyen a una patología de la mente muy común, los recuerdos falsos, los motivos por los que el presentador número uno ha echado por la borda su carrera con un gesto innecesario: maquillar durante años un incidente menor ocurrido en Irak en 2003.
Para muchos, el vertiginoso hundimiento de la estrella del informativo más visto de la televisión de Estados Unidos, suspendido sin sueldo durante seis meses desde este martes, es sólo el justo castigo a un pobre fabulador ahíto de vanidad. Para otros, los que le compadecen, es la primera víctima por mentir en una guerra, la que se libró contra Sadam Husein, justificada con falsedades. De lo que nadie duda es de que el escándalo deparará nuevas emociones.
El comediante en jefe se retira
Jon Stewart es un fenómeno en sí mismo, hasta el punto de que con su falso telediario dio un giro radical a la manera en la que se presentan las noticias reales al público en EE UU. Por eso es conocido como el comediante en jefe. Solo hay que remontarse a la última entrevista que hizo a Barack Obama para entenderlo. Se dirigió al presidente llamándole "compadre". Eso fue en octubre de 2010, cuando atraía al doble de seguidores que en la actualidad.
Aquella entrevista se acercó a los tres millones de espectadores. Solo la superó en audiencia la que le hizo al Obama candidato en las elecciones en 2008 y otra que por separado a Michelle Obama. Las guerras de Irak y Afganistán, las torturas, la crisis financiera o el escándalo de las escuchas de la CIA fueron temas recurrentes para construir su modelo de sátira política, de la que emergieron The Colbert Report, Last Week Tonight y The Nightly Show.
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