El triunfo del otro cine español
‘Sueñan los androides’ y ‘El complejo del dinero' agotan las entradas de sus sesiones
Como cada año, a Berlín se asoma el cine español que desgraciadamente no encuentra salas comerciales en su país donde proyectarse. Son las películas que pasean por los festivales de Rotterdam o Locarno, son los títulos que ve un espectador europeo con interés por el cine de su continente y que en cambio la audiencia española tiene que buscar en filmotecas, cinetecas, en el centro Niemeyer o en el festival de Sevilla, que le dedica un apartado especial.
En esta edición en la Berlinale concurren en Forum –la tercera sección en importancia- dos películas: Sueñan los androides, de Ion de Sosa, y El complejo del dinero, de Juan Rodrigáñez. Si el segundo empieza aquí su carrera como cineasta, De Sosa –que actualmente vive en Berlín- forma parte de un grupo, con Luis López Carrasco –que procedía a su vez del colectivo Los Hijos- o Chema García Ibarra, entre otras, que están componiendo un cuerpo cinematográfico interesante: ahí han nacido El ataque de los robots de la nebulosa-5, True love, El futuro… Suenan los androides ya recibió un reconocimiento en el certamen de Sevilla y en Berlín está llenando las salas. La sinopsis es tan sencilla como enganchona: Benidorm en 2052 es un paisaje apocalíptico en el que cada vez viven menos humanos y replicantes: es casi imposible diferenciar unos de otros, excepto para un experto cazador. Sí, Ion de Sosa adapta a su manera el mítico ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick, y por tanto llega al espectador con el referente de Blade Runner. “El presidente de Forum nos mencionó entre los 50 títulos como ejemplo de cine radical y político, y estamos muy contentos con el recibimiento", explica De Sosa.
Su distopía mezcla cine negro, costumbrista, fandanguillos y jotas: los androides antes de morir tienen unos sueños con esa banda sonora musical tan folclórica que en realidad son grabaciones domésticas de De Sosa: “Me interesa mucho el folclore, así que decidí ponerlo como fondo, y echo de menos en Berlín [donde vive desde hace 8 años] a mi familia y amigos, así les hago un homenaje”.
El director se queja de la poca colaboración de los organismos oficiales con este cine que vulnera con placer las reglas del lenguaje cinematográfico más tradicional: “No hablo de dinero. Sé lo que he hecho: una película de 16 milímetros, de una hora de duración, en formato cuadrado, con mucho de cine amateur. Pero sí creo que mereceríamos más visibilidad en España. Sueñan los androides nace de su intento de alejarse del cine convencional. Leí el cuento de Philip K. Dick y me di cuenta de que Blade Runner solo se basaba vagamente en él. Empezamos escribiendo la historia de la primera pareja androide que había tenido un bebé. Pero era un tema tan gordo, que pronto fuimos reconvirtiéndola y llevándola hacia la novela y hacia España”. Durante tres años, en el mes de octubre, fuera de la temporada turística (“En Benidorm solo hemos encontrado facilidades, ha sido estupendo”), han filmado este thriller, protagonizado por un cazador que mata porque necesita ganar dinero: “Ha muerto su oveja y para mantener su estatus social y adquirir otra intensifica sus asesinatos de androides”.
En pantalla no hay ni una diferencia entre replicantes y humanos, más allá de que lo confiesen en conversaciones. Ahí está parte del mensaje político: “Los androides solo quieren vivir felices; el ser humano, mejorar su estatus social. También quiero que la gente vea ese vacío, esas ciudades con población envejecida, y te lo dice alguien que ha emigrado por puros problemas económicos. Por ese camino España se pierde”. Para sus próximos proyectos De Sosa asegura que pagará al equipo: “Queremos profesionalizarnos, aprender de la financiación tradicional, porque ya poseemos un currículo con una carta de presentación suficiente para que se vea que somos coherentes. La gente merece un sueldo por su trabajo”.
La otra representación española ya ha logrado el ‘Todo vendido’ en sus cuatro pases, a pesar de que aún quedan dos. Y eso pone nervioso a Juan Rodrigáñez, que busca invitaciones para el domingo para familiares y amigos. “Yo creo que el público berlinés sospecha que Der geldkomplex (El complejo del dinero), con el título en alemán, tiene que ver con ellos”. Adaptación de la novela homónima de Franziska von Reventlow, que se publicó en 1916. La película se desarrolla en una finca española, a la que llega el hijo del dueño –que vive allí rodeado de varios amigos- a anunciar sus planes de boda con su novia alemana. “Por supuesto, por el fondo corre lo que está ocurriendo hoy en día en Europa. Cuando Eduard Mont, el coguionista, y yo leímos la novela, nos dimos cuenta de lo acertado de esa reflexión, de que estaba a flor de piel el complejo del dinero”. El tratamiento tiende a la atemporalidad, “pero las alusiones llevarán al espectador a sus propias conclusiones”. Rodrigáñez, que trabaja en “el sector agroalimentario” y que llevaba 10 años planteándose hacer cine, explica que tampoco quería filmar “una película española que señalara a Alemania”. “Es más crítica con nosotros que con ellos, si se puede hablar en esos términos”.
Una de las frases centrales de los diálogos resume el devenir vital de los personajes: “Espero a que el dinero me perdone”. “Bueno, no es una gran riqueza”, explica Rodrigáñez, “no son una burguesía millonaria. Hay un anfitrión pudiente, desde luego, y una serie de amigos con relaciones complicadas con el dinero”. Rodada con actores de teatro y de perfomances, algunos pertenecientes, como el director, al grupo Instituto de Arte Analfabeto, la película es fruto de “un proceso de búsqueda en el rodaje y en el montaje”. Ahí entró Eloy Enciso, el director de Arraianos, que se hizo cargo de la edición y que por la importancia de su labor ha acabado firmando como coguionista. ‘Der geldkomplex (El complejo del dinero)’ es candidata –la única española- al premio a mejor Ópera Prima de la Berlinale.
Babelia
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