György Kurtág gana el Premio BBVA de Música Contemporánea
El compositor, a sus casi 89 años, sigue en activo y no se considera merecedor del galardón
“Estoy abrumado porque me hayan concedido este premio, pienso que no lo merezco y que hay otros mejores que yo que deberían haberlo recibido”, dice György Kurtág (Lugoj, Hungría, 1926) tras conocerse ganador del Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Música Contemporánea. A sus casi 89 años, el compositor sigue en activo y es considerado una de las piedras angulares de la música de la segunda mitad del siglo XX junto a figuras como Boulez, Ligeti o Stockhausen.
El jurado ha resaltado de la figura del compositor que “la música de Kurtág tiene la capacidad de condensar un contenido profundo en unas pocas notas, de reducirlo a la esencia de la expresión musical, logrando una gran concentración expresiva en el mínimo material”. El compositor afirmaba esta tarde en conversación telefónica que nunca ha sido “un verdadero moderno” y que sus composiciones son “autobiográficas, mensajes para amigos y para el mundo en general”.
Con una obra en la que presta atención especial al instrumento más complejo y al mismo tiempo más frágil, la voz humana, el compositor traza con su catálogo de obras un recorrido a través de su propia vida, que no ha sido fácil. Estudió en su Transilvania natal, y luego –huyendo del régimen estalinista-, se trasladaría a París a finales de los 50 para estudiar con Messiaen y Milhaud. “No puedo definir cómo es mi estilo musical, porque ha ido cambiando de pieza a pieza, aunque en el fondo siempre se encuentren patrones similares. Reflejan mis experiencias y mi propia vida, soy el que soy. Mi primera crítica es mi propia mujer, que me dice si lo que compongo es bueno o no, pero el primero que juzga mi obra soy yo mismo. Si es enriquecedor para mí, pienso que lo será también para aquel que escuche mi obra”, cuenta el compositor.
El momento personal que vive no es fácil, y se debe a que esa mejor crítica, su mujer Marta, ha pasado cinco veces por el hospital en el último año –al hablar de ella no puede evitar que se le entrecorte la voz y tenga que coger aire-. Estando al lado de su mujer, lugar que considera que es el único posible en estos momentos, ha dejado de lado por el momento su obra, esa que admite que no sabe si verá terminada pero que intentará acabar hasta que la propia vida se lo permita.
Es hombre de pocas palabras, pero es que su mejor forma para comunicarse es la música y los textos que ha elegido para sus obras. “Me comunico a través de mi música, pero también a través de los textos que escribo y elijo para mis obras. Los ciclos vocales que he compuesto, que comienzan con The sayings of Peter Bornemisza al final de los años cincuenta, reflejan todo lo que es importante para mí en cada momento. Lo digo una y otra vez a través de los textos húngaros y rusos, a través de la obra de Kafka, que ha significado tanto para mí y que creía que era importante comunicar a la Humanidad. Mi vida ha estado marcada por los textos de Beckett, Kafka y Joyce”, explica el compositor.
Kurtág ha abierto un nuevo camino musical a lo largo de su carrera, un camino genuino que no se deja llevar ni por la “nueva música”, que pregonaban como profetas los intelectuales de Centroeuropa capitaneados por Pierre Boulez, ni por esa vuelta a las formas románticas o tradicionales que influyeron en la obra de autores como Britten o Sibelius. Un camino tan genuino que el compositor piensa que empieza y acaba con él. “Quizá este solo es mi camino, el camino que solo yo he de recorrer, no tenga que haber nadie que lo continúe. Ahora mi última piedra en el camino es no poder terminar la obra que estoy trazando sobre textos de Beckett”, concluye el compositor.
El Premio Fundación BBVA en ediciones anteriores ha sido concedido a figuras de la relevancia del propio Pierre Boulez, Cristóbal Halffter, Steve Reich o Salvatore Sciarrino.
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