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Un día entre la nostalgia y el futuro

Los Premios Príncipe de Asturias honran a figuras como Banville, Gehry o Quino

Jesús Ruiz Mantilla
John Banville momentos antes de recibir el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
John Banville momentos antes de recibir el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.JuanJo Martín (EFE)

Entre la nostalgia y la mirada al futuro, entre la necesidad de hablarle a la calle -que enfrente y sin incidentes se debatía entre el fervor y la manifestación de protesta frente al teatro Campoamor de Oviedo- y a los presentes, el rey Felipe acogió ayer como anfitrión la última ceremonia de los Premios Príncipe de Asturias y la primera de los Princesa de Asturias, con su hija la heredera Leonor, nombrada ya presidenta del patronato.

Desde la memoria emotiva, sin leer su discurso, dirigiéndolo a los presentes sin mirar papeles, en la necesidad de ese sosiego para la paz que reivindicó Joseph Pérez -galardonado este año con el de Ciencias Sociales- con su reivindicación de Fray Luis de León, entonó su discurso el monarca.

Memoria para reivindicar el espíritu de concordia que en aquella España de 1981, con un golpe de estado caliente superado, evocó a aquel grupo de asturianos con impulsaron una fundación que nació para reconocer a quienes, dijo, "quieren hacer de la vida una creación continua".

Foto: atlas | Vídeo: ATLAS

Recordó Felipe al niño que creció después año tras año escuchando, aseguró, "lecciones magistrales, reflexiones lúcidas para saber comprender, poetas que han cantado a la libertad y a la vida", o cómo ayer John Banville, al lenguaje, con un sencillo pero preciso, elogio de las frases: "que declaran el amor y la guerra, frases con las que descubrimos el mundo, frases que no importa lo claras que resulten siempre serán también ambiguas, porque la humanidad es, en esencia, ambigua".

Clara fue la llamada y el homenaje del químico Avelino Corma Canós, quien junto a Mark E. Davis y Galen D. Stucky, recogieron el galardón de Investigación Científica y Técnica y se lo dedicó "a los científicos de este país y a quienes tienen que buscar oportunidades fuera de él".

Fueron todos los citados junto también a Frank Gehry (Artes), los representantes del maratón de Nueva York (Deportes), el comité de las becas Fulbright (Cooperación Internacional), el dibujante Quino o la periodista Caddy Adzuba (Concordia), que levantó una de las ovaciones más largas de la tarde, recordando la terrible situación de los abusos en África y concretamente en su país, el Congo, para el que pidió la formación de un Tribunal Internacional que castigue los crímenes allí cometidos.

Todos fueron reconocidos por las palabras del rey: Gehry, por la visión, fuerza y belleza con las que acomete sus edificios. Como el Guggenheim de Bilbao, que supuso para el rey Felipe, "un acontecimiento único, por su impacto transformador de la ciudad". O Joseph Pérez, aniquilador de lugares comunes sobre la historia de España, hispanista francés de padres valencianos, "que no da pábulo a supuestas verdades ni a verdades a medias, sino que busca siempre ser objetivo, equilibrado y alejarse de los tópicos", destacó el monarca.

Con Quino tanto la reina Letizia como don Felipe, departieron ampliamente en la recepción previa. Probablemente a la misma hora que recibía el premio, seguía la cola de ciudadanos en el parque para fotografiarse con la simpática estatua de Mafalda que el día anterior inauguró sentada en el Campo de San Francisco. De él este argentino que ha demostrado su fuerza de rebeldía en boca de una niña a lo largo ya de tres generaciones, todo un clásico, el rey afirmó: "Mafalda y los demás personajes de Quino nacen de su mirada aguda e intuitiva, son profundamente humanos y están dotados de una inteligente ironía o de una dulce inocencia o de un apabullante sentido común".

Pureza, escritor puro, fue el término elegido en el discurso para referirse a Banville: "Felizmente obsesionado por las palabras. El estado de ensoñación en el que afirma escribe, envuelve su obra en una luz especial, una luz de la que dependen, como afirmaba su admirado James Joyce, los colores de la realidad".

Colores de diferentes países, como los que buscan los encargados de uno de los programas de educación y mecenazgo más ambiciosos del mundo como son las becas Fulbright, promovido por el Gobierno de Estados Unidos y presente en 150 naciones. O colores como los que cada año se ven en la maratón de Nueva York, "la más popular de cuantas se celebran en el mundo", aseguró don Felipe, en la que colaboran 9.000 voluntarios, y que la convierte en un modelo "de convivencia pacífica y de unidad".

Justo lo que se añora en la República Democrática del Congo, cuyos abusos y la barbarie que sufren ante todo mujeres y niños han sido constantemente denunciados por el empuje con riesgo de Caddy Adzuba: "Con lucidez afirmó Gandhi que lo más atroz de las cosas malas de la gente es el silencio de la gente buena", parafraseó el rey. "Y Adzuba no quiere callarse, no puede callarse, no está dispuesta a que el silencio se extienda sobre la barbarie y la violencia porque sólo a través de la verdad se pueden hallar respuestas y soluciones para prevenir, parar o reparar esos males".

África tuvo hueco también en el discurso del rey para recordar el azote del ébola, para la que reclamó el esfuerzo de la comunidad internacional. Y un referente también, aprovechó para recordar, "donde brillan las historias ejemplares de entrega, generosidad y profesionalidad protagonizadas por médicos, sanitarios y científicos, por religiosos, cooperantes y militares que son, sois, todo un ejemplo para España".

Los premiados

De las Artes: Frank O. Gehry.

De Ciencias sociales: Joseph Pérez.

De Comunicación y Humanidades: Joaquín Salvador Lavado Tejón, Quino.

De Investigación científica y técnica: Avelino Corma Canós, Mark E. Davis y Galen D. Stucky.

De las Letras: John Banville.

De Cooperación internacional: Programa Fulbright.

De los Deportes: Maratón de Nueva York.

De la Concordia: Caddy Adzuba.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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