La cruel paradoja del cine español
Las películas locales cosechan el mejor año de su historia, según la FAPAE La federación espera alcanzar el 25% al final del año, con los estrenos de 'La isla mínima', 'Torrente 5' o '[REC]4'
Nunca hubo una cuota de mercado tan alta para el cine español, que roza con su 23,6% el sueño dorado durante años; nunca hubo peores noticias para la industria cinematográfica, que se asoma al abismo del desastre. Las películas españolas arrasan en taquilla y parece que por fin hay reconciliación con su público. “El cine popular ha encontrado sus espectadores. Nos hemos quitado la etiqueta de españolada porque el hecho de que sea popular y comercial no está reñido con la calidad”, aseguró ayer el presidente de la confederación que agrupa a los productores, FAPAE, Ramon Colom, en su habitual comparecencia durante el festival de San Sebastián. Ocho apellidos vascos, el filme que ha hecho renacer la esperanza de la industria, no está sola: a la comedia dirigida por Emilio Martínez Lázaro se añade la excelente taquilla que está consiguiendo El niño, de Daniel Monzón, y aún faltan por estrenarse antes de que acabe este año la quinta entrega de Torrente, de Santiago Segura; Mortadelo y Filemón, dirigida por Javier Fesser; La isla mínima, de Alberto Rodríguez, o [REC] 4, de Jaume Balagueró. La temporada podría acabar con una cuota del 25%, cuando en 2013 fue del 19,2%.
En cambio, los presupuestos medios de las películas descienden a marchas forzadas –en 2009 un filme medio costaba unos 3,2 millones de euros, cantidad que ha bajado a 1,3 millones en 2014-, en que el dinero de TVE dedicado a la compra de derechos de antena ha caído casi un 40% con respecto a cuatro o cinco años atrás (ahora solo se destinan a esas adquisiciones 19 millones de euros), que el IVA del 21% arrasa a las empresas y las exenciones fiscales están muy lejos del porcentaje pactado entre el sector y el Gobierno (el 30% deseado se queda de momento en un 18%). Esta contradicción fue puesta de relieve por los productores de cine en su comparecencia sin tener una explicación clara, aunque sí culpables a los que Colom señaló directamente.
Por ejemplo, el presidente de los productores se quejó del incumplimiento del Gobierno de sus propias normas legislativas: “Las leyes están para cumplirse. Teníamos que haber cobrado las ayudas de 2012 destinadas a películas con la que con las que los productores empezamos a hacer gastos en 2010. Los retrasos hay que refinanciarlos, se multiplican las deudas. Ayer se publicó el Decreto que convoca las ayudas. El problema es que de los 38 / 39 millones que había que pagar, el Gobierno tenía previsto cero. Después del enorme esfuerzo, han aparecido 32,5 millones. Nos faltan seis, y no tenemos la garantía de que aparezcan. Eso es un problema: dudo mucho que un banco nos preste dinero si uno de los pilares se retira. Vivimos ahora una luna de miel con el Ministerio de cultura, pero no tenemos resuelto todo el problema. Estamos cansados de reclamar todo el año el dinero que se nos debe. Nuestro trabajo es avanzar, apuntalar el sistema nuevo, no estar todo el rato pendientes del pasado, y que esa financiación llegue antes por adelantado, porque queda claro que el Ministerio de Hacienda tiene problemas para pagar las deudas de tres años antes”, aseguró el presidente de FAPAE. “La semana que viene empieza la negociación para ver cómo compaginamos los dos sistemas, el viejo y el nuevo”.
Otro de los conflictos latentes denunciado por los productores fue la falta de competitividad de las televisiones públicas frente a las privadas, que además marcan el ritmo cinematográfico con una promoción tan avasalladora como bienvenida de sus propios títulos. Colom calificó de “indecente e inmoral” la situación a la que ha llevado el gobierno de Mariano Rajoy a las cadenas públicas. “Hay que rectificar de inmediato esta política porque no se puede tener en la ruina a unas empresas que son patrimonio de todos los ciudadanos”, exigió. Joxé Portela, vicepresidente de FAPAE, ahondó: “Es muy correcto que se haga un cine comercial enfocado a obtener beneficios económicos, como hacen las cadenas privadas, pero no se puede abandonar un cine más de autor, de nuevos directores y más arriesgado, que es al que debe apoyar un organismo público como TVE”.
Y en este insólito panorama siguen resonando las llamadas a un posible y futuro Congreso de Cine, cuyo manifiesto se leerá en San Sebastián el sábado. Los directivos de la FAPAE mostraron un claro escepticismo. No quisieron torpedearlo de manera directa pero arrojaron un jarro de agua fría: “Lo apoyaríamos si supiéramos lo que va a contar el manifiesto. Es un poco absurdo celebrar un congreso cuando las entidades que trabajamos dentro de la industria de cine español no nos hablamos normalmente, en donde no existe una relación continuada. Proponemos una plataforma en donde estén todos los sectores que ya estamos incorporados al sistema”. Enrique Cerezo, presidente de EGEDA, la entidad de gestión de los derechos de los productores audiovisuales, se mostró igualmente escéptico: “En un momento como el actual los congresos sobran. Debemos buscar soluciones rápidas porque si no, este negocio desaparece. Hay una cosa clara, el talento hay que cuidarlo y el ocio, pagarlo. Si no se apoya a los creadores, esto se va al carajo”.
Babelia
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