“Dios me dio el talento de estar delante de las cámaras”
El actor Denzel Washington recoge en San Sebastián el Premio Donostia a toda su carrera
"Me han dicho que hay buen pescado. Para mí es razón más que suficiente para ir a San Sebastián. Está en el Mediterráneo ¿no?", dice ufano Denzel Washington (Mount Vernon, Nueva York, 1954). El actor aún no sitúa exactamente la ciudad donde esta noche va a recibir el Premio Donostia a toda una carrera, dentro de la ceremonia de inauguración. La 62ª edición del Festival de Cine de San Sebastián será la primera ocasión en que el doble ganador del Oscar pisará el País Vasco. Su relaciones públicas, Alan Nierob, intenta echarle un cable describiéndole su plato favorito donostiarra, "la pasta con tinta de calamar", una elección culinaria que le aclara poco a Washington, aún extrañado de que San Sebastián esté en el mar Cantábrico. A lo más, el Atlántico. "¿Estás segura? En cualquier caso es un gran honor y sabré cómo sentirme cuando esté allí. ¿Necesitaré abrigo?", agrega como máxima preocupación.
Abre el certamen con ‘The equalizer’ y recibe el Premio Donostia a su carrera
A punto de cumplir los 60, Washington está de vuelta de todo. Ni tan siquiera parece preocuparle el hecho de ser el primer actor negro que recibe este galardón. Su respuesta es otra pregunta: "¿Por qué les ha llevado tanto tiempo?", que acompaña de un simple deseo y una risa: "Confío en no ser el último". Prefiere hablar de cine y no de etnias. Él asegura que en Hollywood no importa el color de la piel si haces dinero. "Por algo se llama showbusiness". Todavía recuerda cuando fue candidato al Oscar por Malcolm X y ganó Al Pacino. "La gente me preguntó si era racismo sin pensar que esa era la octava candidatura de Pacino, que nunca lo había ganado, y que para mí solo era la tercera… y que entonces ya la había obtenido previamente por Tiempos de gloria. Si hablamos de prejuicios, sería contra los italoamericanos ¿no?".
Aunque el premio sea a toda su carrera, Washington afirma que no le gusta echar la vista atrás: "Solo miro hacia adelante". Por eso le apetece más que se recuerde que junto al premio de honor se proyectará en San Sebastián —inaugurando la sección oficial, aunque fuera de concurso— su último largometraje, The equalizer, que ha dividido a la crítica en Toronto. Inspirado en la serie de televisión homónima de los años ochenta, el thriller está dirigido por Antoine Fuqua, controvertido realizador en el que Washington confía plenamente y junto al que consiguió su segundo Oscar. "Me leí el guión de principio a fin y enseguida pensé en Fuqua, por el éxito que logramos juntos en Training Day y por lo que aportaría al material", recuerda de este violento filme en el que encarna a un agente secreto retirado que defiende a una prostituta rusa. "A diferencia de muchos otros libretos se leía bien. Es muy fácil saber lo que no quieres hacer si te quedas anclado en la cuarta página, y te buscas excusas como tener que hacer llamadas inexcusables porque no te apetece avanzar en la lectura. Aquí no me ocurrió".
El ‘thriller’, dirigido por Antoine Fuqua, ha dividido a la crítica en Toronto
Su método de elección no es infalible. Y sí, aunque odie repasar su carrera, reconoce que pasó de un par de guiones que luego fueron grandes éxitos. No da más pistas. Tampoco le apetece elegir sus mejores trabajos. "Probablemente mi mayor logro son mis cuatro hijos", se escapa por la tangente. A cambio sí enumera sus grandes momentos cinematográficos: "He trabajado con Richard Attenborough, dos veces con Jonathan Demme, cinco con Tony Scott, tres o cuatro con Ed Zwick y ahora dos con Antoine. Finalmente deja escapar una pista, a juzgar por la cantidad de veces que cita Grita libertad, la película que en 1987 no solo le supuso su primera candidatura al Oscar, sino su primer viaje a Europa y África. "Recuerdo aterrizar en África. Respirar un aire pesado, intenso y caliente. Y conversar con un tipo que me dijo: 'Yo podía haber sido americano. Podía haber tenido un cadillac. Pero mi tatarabuelo se escapó de los negreros. Huyó y no le atraparon como al resto. Si le hubieran capturado ahora sería estadounidense'. Me imagino que es otra forma de ver las cosas", comenta sonriente.
La sonrisa de Denzel es su mejor arma y bajo ella esconde, según muchos, un carácter no siempre agradable. Con ella combate los rumores que acompañan a su nombre en Internet. Como su repentina muerte ("Siempre haciendo snowboarding, podrían ser más originales", apostilla), sus variadas adicciones o su deseo de ser el nuevo James Bond. "El poder de la Red", suspira. "Fue en respuesta a una cuestión que alguien me hizo y, ¡bang!, ahí está, Denzel quiere ser James Bond". No le gusta mucho la promoción: "Cada uno tiene un talento. Dios nos ha dado a cada uno un talento, unos más a la vista que otros y el mío está delante de las cámaras". Tampoco le queda tiempo para quejas. Entre su vuelta al teatro y su carrera como director y actor, está muy ocupado. "Estoy disfrutando de todo lo que me da la vida. Y desde luego mejor que te halaguen a un abucheo", resume aceptando lo que le dijo hace años, recuerda, una anciana estadounidense: "Cuando rezas para que llueva debes estar preparado para el barro".
Filmografía selecta
Grita libertad(1987).
Tiempos de gloria (1989).
Malcolm X (1992).
El informe Pelícano (1993).
Philadelphia (1993).
Marea roja (1995).
El demonio vestido de azul (1995).
El coleccionista de huesos (1999).
Training day (2001).
American Gangster (2007).
El vuelo (2012).
Babelia
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