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“Alguna razón tendrán los que dicen que se aburren con el cine español”

El actor Karra Elejalde, instalado en Molins de Rei desde hace 15 años, reflexiona sobre el estado del cine y la política en España

Daniel Verdú
El actor vasco Karra Elejalde, fotografiado en Molins de Rei.
El actor vasco Karra Elejalde, fotografiado en Molins de Rei.Vicens Giménez

Karra Elejalde (Vitoria, 1960) es un tipo explosivo y con cierta fama de gruñón. Puede que también con algo de Koldo, ese personaje que tan bien ha clavado en Ocho apellidos vascos y para el que se inspiró en su padre y algún otro familiar, cuenta él. El día de la entrevista incluso trae una gorra de marinero parecida. Pero de cerca, al contrario que la película, rompe con sus propios tópicos: es cariñoso, simpático y eso sí, bastante excesivo. Y además, desde hace años ni siquiera vive en el País Vasco. La cita es en el bar de la plaza del Ayuntamiento. Pero el de un pueblo a 540 kilómetros de su Vitoria natal.

Pregunta. ¿Qué hace un vasco de pura cepa viviendo en Molins de Rei [a unos 20 kilómetros de Barcelona]?

Respuesta. Me enamoré de la actriz Silvia Bel [ahora está separado] y tuve una hija. Llevo aquí ya 15 años. Si vivo en el País Vasco, no hay manera de disfrutarla.

P. Y para compensar la morriña, tiene aquí un equipo de sokatira...

R. Bueno, aquí lo llaman tira corda. Hay un equipo, que es el de la tasca, que son nueve animales de bellota, y un día les dije que lo hacían fatal. Les expliqué un poco cómo lo vería y me pidieron que fuera el entrenador. Lo fui tres años o así, solo en las fiestas populares. Siempre ganábamos un jamón, aunque con ellos luego no llegaba a nada si querías comer algo.

P. Y ya que sabe de esto, ¿quién ganará a la sokatira en la que andan España y Cataluña?

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Karra Elejalde (Vitoria, 1960) explotó en el cine con Juanma Bajo Ulloa y Julio Medem. En 2010 ganó el Goya por También la lluvia, de Iciar Bollain. Este año protagonizó el bombazo Ocho apellidos vascos.

R. Ahora el pañuelo se mueve de un lado a otro, estamos en pleno pulso. Soy un marxista itinerando hacia la acracia. Nunca he sido fervorosamente nacionalista, aunque no esté en colisión. La gente tiene derecho a decidir qué quiere ser. Nunca me gusta lo mismo que a los demás, pero no hay mayor acto democrático que preguntar a la gente qué quiere ser.

P. ¿Usted qué votaría?

R. Como vasco me gustaría saber de qué me serviría ser independiente si después he de hacer la revolución contra el PNV. Por eso yo diría “sí” a la autodeterminación... y me abstendría en cuanto a la independencia.

P. ¿Se rompe España?

R. Pero, ¿qué es España? Es una gran ensalada con atún, queso de cabra… Y en realidad no me importa si se rompe o no. Lo que me interesa es que en esta piel de toro tan variada, diversa y común hagan lo que quieran en cada lugar. No reivindico la independencia, pero si jugamos a la democracia no establezcamos leyes para impedir preguntar a la gente lo que quiere.

P. Después de 15 años viviendo aquí, ¿cómo diría que son los catalanes?

R. No se puede. Lo digo cuando hablo de los tópicos de Ocho apellidos vascos. Hay vascos que comen comida macrobiótica, catalanes generosos…

P. Como una película de tópicos, ¿no? Ya sabe, el típico chiste tonto, con perdón, sobre vascos y andaluces. ¿Por qué tanto éxito?

“El dinero de las películas se lo llevan siempre los ‘corbatez”

R. La catarsis se da cuando alguien se ve en una situación en la que podría estar él mismo. Con un canario o una tía de Vigo se hubiera planteado igual. Por eso todo el mundo se ve identificado. Ya veremos qué escribe Borja Cobeaga [coguionista del filme junto a Diego Sanjosé] para la secuela de esto.

P. ¿Le gusta Pablo Iglesias?

R. Es un tío pintoresco, cojonudo. Mira, yo odio el bipartidismo, que es el enemigo de la clase obrera. A Iglesias enseguida lo han tildado de etarra o de no sé qué. Molesta a ambos partidos. Pero yo tengo más confianza en él que en el resto.

P. ¿No cree que el sector del cine en España se ha politizado mucho en los últimos años?

R. Nos extraña que el PP venda el manolodelbombismo y la marca España, y luego venga el señor Montoro y diga que el cine y la cultura son penosos. Es algo tremendo el castigo al que nos tienen sometidos.

P. Ya, pero el cine español ¿se lo están cargando ellos o también los que lo hacen?

R. Ni unos ni otros. Es la situación. Aquí no podemos hacer La jungla de cristal. Pero cuando hemos hecho Airbag o Lo imposible con un poco de presupuesto, han funcionado. No tenemos producción ni presupuesto. Somos una industria enferma…

P. Pues la subvención tampoco parece la solución.

R. Tengo mis dudas, sí. Al amparo de alguna subvención enfermiza hay mucho listo que también se lo hace. Subvenciones sistemáticas no. Y quizá tampoco somos tan talentosos como en otros países: no sabemos seducir al espectador, atraer su mirada. No quiero ocultar la posible culpa que podamos tener. Alguna razón tendrá la gente que dice que se aburre con el cine español.

P. Le habrán dado algo de esos 50 millones que ha recaudado Ocho apellidos vascos...

La monarquía no ha hecho ningún mal, pero es algo antediluviano”

R. Pues no. El dinero de las pelis se lo llevan siempre los Corbátez. Vas, ruedas, te levantas a las seis y acabas a las once de la noche. Luego estrenan y para ellos. Ya me ha pasado en otras como Airbag o Año Mariano.

P. En aquellos rodajes tenía pinta de que se debieron de correr ustedes buenas juergas.

R. Mi época más cañera fue 10 o 12 años antes. Cuando la movida de Galicia con Siniestro Total y Os Resentidos yo estaba muy involucrado con el mundo del rock radical vasco.

P. ¿Mucha mala vida?

R. Era el momento de estar metido en todos los belenes. Fue nuestro Mayo del 68 particular. Fue la época más loca.

P. Y hoy en día, ¿legalizaría las drogas?

R. Totalmente. Estoy a favor de darle a la gente la autoría sobre su cuerpo y sobre su mente. Si mañana se pone de moda que las tortillas de chinchetas molan porque tienen mucho hierro, no puede ser que vayan a las ferreterías y prohíban las chinchetas. Ya somos mayorcitos. Información y que cada uno decida.

P. Pues se habrá hecho socio de alguna asociación cannábica.

R. Sí, de una de aquí cerca. Me parece genial: regularizar y normalizar.

P. ¿Estamos perdiendo el lado gamberro? ¿También en el cine?

R. Hemos involucionado y los que rigen nuestro destino se han vuelto unos carcas. Hasta los del PSOE parecen curillas.

P. ¿Y eso por qué?

R. Tengo ganas de decirte: esa no me la sé. No sé cuál es la razón, pero hoy en día encuentras muchas reticencias si la película se excede en algo.

Hemos involucionado y los que rigen nuestro destino se han vuelto unos carcas"

P. ¿Qué género sería el proceso de sucesión monárquico si fuera una película?

R. El astracán, el esperpento... No escuché el discurso de Felipe VI. Pero tenemos un parlamento. Es como si me dices que quieres una ensalada sopicaldosa. ¿Qué es eso de una monarquía parlamentaria?

P. ¿Y qué haría?

R. Yo soy republicano, pero no me molestan. Gastan unos durillos en el Bribón, cuatro cacerías y, bueno, en sanidad sí que nos ha salido caro su Majestad. La verdad es que no han hecho ningún mal, pero es algo antediluviano.

P. ¿Tan mal está todo?

R. Es todo una gran mentira. El problema es que la política solo gestiona las necesidades del pueblo basadas en lo económico. Sin embargo, olvida que cuando hay amor no te importa nada. ¡No solo es la economía!

P.Usted, ¿qué tal va de amor?

R. A veces en Alemania, ya me entiendes, alemanitas. Cuando se va a lo pirata hay temporadas mejores y otras en las que hay mucha Alemania. Y fíjate, antes me las hacía pensando en futuribles y ahora lo hago pensando en el pasado.

P. ¿Alemanias nostálgicas?

R. Sí, más bien retrospectivas.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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