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Ecuador, vitrina del cine político

Los Encuentros del Otro Cine presentó 120 documentales que acercaron al público a realidades narradas en más de 30 idiomas

Anna Recalde Miranda, directora de la película sobre la caída de Lugo.
Anna Recalde Miranda, directora de la película sobre la caída de Lugo.EDU LEÓN

El cine documental cada año tiene reservada una semana y media en Ecuador. Un grupo de personas comprometidas con la memoria audiovisual del país organiza desde hace 13 años los Encuentros del Otro Cine (EDOC). Este año, 120 documentales (escogidos de entre 500 que llegaron a manos de los organizadores) acercaron al público ecuatoriano realidades narradas en más de 30 idiomas. Una de las películas especiales de esta edición, que se desarrolló entre el 22 de mayo y el 1 de junio, fue Poder e Impotencia, un drama en tres actos, de la italiana Anna Recalde Miranda, que tuvo su estreno mundial en Ecuador. El documental resume en 100 minutos los cuatro años que Fernando Lugo presidió Paraguay y da las claves para entender su caída.

Recalde estuvo en Quito para la premiere de su filme y contó que todo inició cuando se enteró de que los movimientos sociales, encabezados por Lugo, habían derrotado al Partido Colorado que había permanecido enquistado en el poder durante más de 60 años (incluido los años de la dictadura de Alfredo Stroessner)."Tomé mi cámara y me fui a Paraguay", contó la cineasta quien tuvo la cercanía suficiente con el presidente y otros altos cargos del gobierno para registrar la poca experiencia en política que tenían Lugo y su equipo y la carencia de un plan para gobernar.

Contaba, además, con la ventaja de ser hija de un exiliado paraguayo y esto le dio las claves para entender el país que es gobernado por élites y grupos de poder que han perpetuado los códigos de un feudalismo de otra época. “La naturaleza hizo que mire a Paraguay, mi padre salió a Italia cuando tenía 17 o 18 y no volvió nunca más. Además mi bisabuelo que fue el primer sindicalista y socialista de Paraguay. Se llamaba Rufino Recalde Meneses. Esa es la historia política de mi familia”, contó Recalde.

La documentalista reveló que fue un trabajo duro, sobre todo, por la estrechez del presupuesto que tuvo. Por el guion recibió ayudas económicas en Italia, Francia y obtuvo otro fondo para la realización de la película en Paraguay. Todo sumó 15.000 dólares, que fue suficiente para vivir en Paraguay durante la producción, pero no alcanzó para la posproducción que le tomó un año y medio después del golpe de Estado en Paraguay. “Fue un año y medio sin nada en mi departamento en París y fue bastante depresivo. Sobreviví con algunos subsidios por desempleo y contribuciones de la familia”.

La película será vista en Paraguay el 22 de junio, que es cuando se cumple el segundo aniversario del golpe de Estado. Se pasará en la Casa de España y de momento no se ha garantizado su distribución en las grandes salas de cine. Recalde cree que no será posible porque la película es muy crítica con los grupos de poder que manejan el país.

La cineasta sigue pendiente de la situación de Paraguay y ante la pregunta de si tiene interés en otros procesos políticos de la región confiesa que le habría gustado documentar el proceso en Ecuador, aunque teme que el final no sea lo que la gente espera. “Me gusta Ecuador, pero ya no quiero historias tristes como en Paraguay y aquí también la cosa podría ser amarga”, respondió. ¿Y Venezuela? “La cosa ya es amarga allí”, respondió.

La política estuvo presente en muchos de los filmes que pasaron en la décimo tercera edición del festival de documentales de Ecuador, cumpliendo con una de las señas del festival. El director del festival, Manolo Sarmiento, dice que el espacio Palabra Política ha estado presente desde el inicio. “Desde que inauguramos los EDOC con La revolución no será televisada, en 2004, un documental político que trató de explicar al mundo el fenómeno chavista en Venezuela, siempre hemos tenido una línea política. Aquella vez pusimos esa película fuera de toda adhesión partidista, porque nos parecía una gran película y un fenómeno de rebelión y entusiasmo social inédito en el continente”.

El conflicto palestino, las restricciones a periodistas del régimen militar en Birmania, la falta de libertades en Irán y en esta última edición el acoso a la población civil del régimen en Siria y el conflicto vasco han sido algunos de los temas que se han visto en las salas de cine en Quito y Guayaquil. Y de la realidad cercana, además de las historias íntimas de los cineastas noveles, se ha visto documentales políticos que han devuelto la memoria al país como la muerte del presidente Jaime Roldós. “Nunca hemos tenido problemas presentando estas películas. Espero que esto siga siendo así en el futuro, incluso cuando comencemos a recibir películas que hablen de realidades más próximas, sobre Correa y su gobierno, por ejemplo”, dice Sarmiento.

Este año se han atrevido bastante e incluyeron en la programación películas que documentan los conflictos recientes causados por la política extractivista del Gobierno de Correa. En una función única se mostró el documental Acoso a Íntag, del ecuatoriano Pocho Álvarez, que fue retirado de Youtube con el argumento que no respeta los derechos de autor al mostrar una imagen del presidente durante una cadena nacional.

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