Sectas con lápices de colores
Aproximación a la carroña de las sectas ultras cristianas que, partiendo de una extraña religión, desembocan en el simple delito


Los estrenos de películas de animación exclusivamente adulta son tan poco habituales en nuestros cines que la llegada de la coreana The fake, un salvaje thriller dramático, hay que saludarla con el gozo de lo inesperado, y más unas semanas después de la tan distinta en estilo El viento se levanta,el testamento cinematográfico de Hayao Miyazaki, no apta tampoco para críos pequeños.
THE FAKE
Dirección: Yeon Sang-ho.
Género: thriller dramático de animación adulta.
Corea del Sur, 2013.
Duración: 101 minutos.
Aproximación a la carroña de las sectas ultras cristianas que, partiendo de una extraña religión, desembocan en el simple delito, y en una línea que, en ciertos aspectos, puede recordar a la memorable serie de televisión True detective, e incluso a la dolorosa Martha Marcy May Marlene, la segunda película del animador Yeon Sang-ho habla no sólo de falsas esperanzas sino también de sexo, de violencia, de inadaptación social y hasta de pedofilia. Temas que otorgan un sobrecogedor contraste visual con su sencilla animación de colores tenues en los fondos y más agresivos en los personajes, de movimientos corporales casi toscos, pero de eficacia absoluta en su composición en el encuadre. Así, aunque es posible que el trazo narrativo, el del fondo de la historia y no el de la forma, sea demasiado grueso en alguno de los retratos, sobre todo en el del capo de la organización mafiosa, la doble condición de The fake, ganadora del premio a la mejor película de animación en el Festival de Sitges de 2013, con la que se revela una estafa emocional casi más importante que la económica, ejerce un efecto devastador para el espectador: la necesidad de consuelo religioso en cierto ser humano, inmerso en una dinámica de desesperación socioeconómica, aunque sea a partir de una impostura ya conocida. Como dice el lema del cartel de la película: “La mentira os hará libres”.
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