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Otras postales desde los Alpes

Arno Camenisch pinta en sus novelas un retrato alternativo de Suiza 'Sez Ner' es el primer libro de su trilogía grisona, editada en español por Xordica

El escritor suizo Arno Camenisch.
El escritor suizo Arno Camenisch.Alvaro Garcia

Arno Camenisch (Tavanasa, Suiza, 1978) mira Madrid con una mezcla de extrañeza y placer, con el ceño fruncido y una sonrisa en la boca. Hace 10 años que viajó hasta aquí desde su pequeño pueblo suizo de 50 habitantes, hace una década que comenzó a escribir “con ambición” durante una estancia de tres años en estas mismas calles. Ahora los dos mundos, el del alpino cantón de los Grisones y el de la calle Alcalá, se unen a través de la literatura. La editorial Xordica publica en español su trilogía sobre la tierra que le vio crecer: Sez Ner (2009), Detrás de la estación (2010) y Última ronda (2012).

El primero es el único título que ha visto ya la luz —aunque el segundo lo hará en el próximo mes— y ajusta cuentas con el pasado. Desde los nueve años, y durante cuatro veranos, Camenisch y su hermano fueron enviados por el padre a una granja alpina en mitad de la nada. Las jornadas de cuatro de la madrugada a ocho de la tarde faenando junto a dos adultos completamente desconocidos, entre cabras y vacas, se hacían interminables. “El libro está lleno de rabia fría. Veo aquel tiempo como algo duro y primitivo”, recuerda el escritor.

La novela es una sucesión de estampas. El quesero y su ayudante ordeñan en silencio. Georg sacrifica a una vaca enferma. Los cerdos se revuelcan en el fango. Las descripciones de Camenisch construyen un mundo detenido. Con esa toma de distancia el escritor busca deshacerse de la nostalgia, del juicio sobre el pasado: “Una historia busca su forma, y en el mejor de los casos la encuentra. Yo tengo el cine como referencia. Cuando escribo, traduzco escenas de mi cabeza en imágenes. Y dejo hacer al personaje”.

Me interesa contar cómo cambia un país. Qué hace el tiempo con nosotros

No es la única decisión que ha tomado el autor para desposeerse de sí mismo. Su primer libro, Ernesto y otras mentiras, escrito a los 26 años en Madrid, nació en romanche, su primera lengua y la de otras 35.000 personas en el cantón más oriental del país. “Amar y morir se hace en el idioma materno. Pero el alemán [otro de los oficiales en la región junto al italiano] es el lenguaje de la literatura. Si escribo en romanche veo el árbol, si escribo en alemán veo el bosque”, explica Camenisch. De sus seis libros editados hasta ahora, solo Sez Ner se publicó en los dos idiomas.

La Suiza que él refleja no es la de banqueros, chocolateros y tiroleses. Es la del vaquero y el porquero, tan poco parlanchines como los animales que pastorean. Es un mundo “rudo, violento, pobre”, agreste como la topografía que le ha dado forma. Un mundo que se acaba. “Me interesa retratar ese umbral entre aquello que era y aquello que será. Cómo cambia un país. Qué hace el tiempo con nosotros. Con Madrid”, se pregunta, escudriñando de nuevo el tráfico, las fachadas. El volumen que cierra la trilogía, Última ronda, transcurre en la noche antes de que un bar eche la persiana para siempre. “Hasta que no se da el último trago, la historia no se acaba”, dice entre risas el suizo. Su vaso aún no está vacío.

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