Ángel de muerte
La actriz Valeria Golino firma 'Miel', su debut en la dirección, con justeza de tono El filme tiene una valiente apuesta por la complejidad y las ambigüedades
Al comienzo de la película, la cámara se coloca tras una puerta de cristal. Se escuchan voces al otro lado. Una mujer cruza la puerta y apoya la espalda en la pared, mientras la cámara se aleja por el pasillo. Pronto sabremos que la mujer tiene un nombre en clave, Miel, y que, por decirlo de algún modo, es una profesional freelance de la eutanasia clandestina. El arranque es, al mismo tiempo, equívoco y revelador. Equívoco porque, en el resto del metraje, nuestra mirada cruzará más de una vez esa simbólica puerta cerrada para asistir a esos rituales de muerte asistida, si bien el tono siempre se mantendrá a salvo de golpes bajos y excesos sentimentales. Revelador porque ahí está, también, la esencia de la película: en el retrato de una mujer aislada, desgajada de su entorno. En este sentido, Jasmine Trinca, la protagonista de Miel,se une a la heterogénea galería de electrizantes retratos femeninos que esta temporada han ido sirviendo Cate Blanchett, Nora Navas, Marián Álvarez y Juliette Binoche, todos ellos marcados por la fractura entre el sujeto y su entorno.
MIEL
Dirección: Valeria Golino.
Intérpretes: Jasmine Trinca, Carlo Cecchi, Libero De Rienzo, Vinicio Marchioni, Iaia Forte.
Género: drama. Italia-Francia, 2013.
Duración: 96 minutos.
A partir de una novela de Mario Covacich, la actriz Valeria Golino firma su debut en la dirección con justeza de tono, un estilo visual que apoya la subjetividad del discurso y una valiente apuesta por la complejidad y las ambigüedades. La relación entre Miel y el cliente que desafiará su código moral desembocará en el doloroso cuestionamiento de esa ética propia en una película que esquivará las zonas de confort para plantear preguntas sin respuesta única.