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El teatro que regresa del exilio

El CDN recupera la figura del dramaturgo José Ricardo Morales, emigrado a Chile en 1939 El María Guerrero de Madrid acoge cuatro de sus piezas cortas hasta el 25 de mayo

Trailer de 'La corrupción al alcance de todos' y 'Las horas contadas'.

José Ricardo Morales (Málaga, 1915) ha tenido que esperar más de 70 años para que sus obras lleguen a la cartelera española. Pero lo han hecho. El dramaturgo abandonó el país en 1939 cuando era aún un veinteañero, a bordo del Winnipeg, el barco que Pablo Neruda llenó de republicanos rumbo al exilio. Entonces ya había empezado su andadura en los escenarios con la compañía El búho de Max Aub, para la que había escrito sus tres primeras piezas. Ahora las obras hacen el viaje de vuelta: el Teatro María Guerrero del Centro Dramático Nacional luce ya los carteles del ciclo que lleva su nombre y representa desde hoy hasta el 25 de mayo cuatro piezas de cámara escritas entre 1966 y 2007.

“Está ilusionadísimo y lo único que lamenta es no poder venir a España”, dice en nombre del escritor Aitana Galán, una de los directores invitados a poner en escena sus obras. Morales, ya casi centenario, permanecerá en su casa en Santiago de Chile, un país que le ha propuesto en cuatro ocasiones para el premio Cervantes y donde ha desarrollado toda su carrera. Sí viajó a Madrid la última vez que el Centro Dramático le dedicó unos días. Fue en 1980, en un ciclo de análisis del teatro español que comprendía la representación de escenas sueltas de siete de sus textos, incluida una adaptación de La Celestina que escribió para Margarita Xirgu. Esta será la primera vez que se represente alguna de sus obras completas en España.

Fragmentos de 'La corrupción al alcance de todos' y 'Las horas contadas'.Vídeo: CDN

El ciclo se abre con La corrupción al alcance de todos y Las horas contadas (del 2 al 13 de abril) dirigidas por Víctor Velasco (El chico de la última fila). La primera, de 1995, es una obra satírica protagonizada por una momia que despierta en un museo provinciano. La momificación, el proceso técnico ideado para acabar con la corrupción (literal y metafóricamente) solo ha servido para incentivarla. Un presupuesto que el propio autor considera enrevesado, pero, recuerda: “¿Nuestro mundo no propicia y desarrolla con frecuencia aquello que intentamos evitar?”. El mecanismo escénico no es menos complejo que las bases de la obra. Las escenas se desarrollan sobre las tabllas, pero lo que el público ve en primer plano es su grabación, que se lleva a cabo en el mismo momento mediante un circuito cerrado de televisión. Una apuesta escenográfica (realizada por Silvia de Marta) que casa con las precauciones de Morales hacia la tecnología: “Si el hombre salió de la selva mediante la técnica, hoy esta se convirtió en otra selva de más difícil salida”.

Basta el argumento de una de las obras para entender por qué las ha abordado el laboratorio Rivas Cherif, creado por el Centro Dramático para abordar textos que “plantean notables desafíos escénicos e interpretativos”. En Las horas contadas (de 1967), la actriz es una espectadora y el público se transforma en actor. Sobre algunas especies en peligro de extinción (de 2007, con dirección de Aitana Galán, del 23 de abril al 4 de mayo), uno de sus últimos textos, es una representación de la vida que se apaga y el teatro que se esfuma con ella. Oficio de tinieblas (de 1966, dirigida por Salva Bolta, del 14 al 25 de mayo) transcurre completamente a oscuras.

"Morales se escapa de las clasificaciones, escribe desde muy diversos estilos", explica Ernesto Caballero, director del Centro. Su selección trata de recorrer el teatro del dramaturgo, múltiple, que como él huye del pensamiento único. Pero la fortaleza aún inexplorada de la obra de Morales es aún una incógnita. Él la define como "teatro de la incertidumbre", porque plantea enigmas escénicos que el espectador debe resolver, o lo tacha de "antiteatral" por el antagonismo creado entre palabra y acción, mientras otros lo emparentan con el teatro del absurdo de Ionesco o Beckett. Algunos actores lo definen como "intelectual" y otros aseguran que retrata las "grandes pasiones del ser humano". Salva Bolta asegura que "es difícil abarcar su teatro con tres piezas. Con 10, a lo mejor". Y parece un augurio de nuevos viajes al país desconocido de Morales.

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