Los carnavales guatemaltecos arrancan en la ciudad sureña de Mazatenango
La celebración, iniciada en 1893, es la más importante del país centroamericano y se inspiró en la fiesta de Brasil
En Guatemala, el Carnaval tiene apellido de casada: De Mazatenango, la capital de la provincia de Suchitepéquez, 160 kilómetros al sur de Ciudad de Guatemala. Unas largas vísperas encuentran su culminación en el desfile del Martes de Carnaval, cuando las mazatecas recorren las calles de la ciudad en carrozas o bailando ritmos tropicales al estilo de las escuelas brasileñas de samba.
La celebración, de acuerdo a la historia oficial, se remonta a 1893, año en que, inspirados en los carnavales italianos, arrancaron con un baile de disfraces, marcado por un espíritu de fiesta que pervive.
El baile de disfraces se convirtió primero en una semana de celebraciones que ahora se extiende a 15 días, y la Municipalidad (Ayuntamiento) la adoptó como fiesta titular de la ciudad. En sus 121 años de existencia sólo ha sido suspendida en dos ocasiones. La primera vez fue en 1909, cuando una epidemia de viruela afectó la región y obligó a esa medida “extrema”. La segunda ocasión fue en 1976. Semanas atrás, un terremoto asoló Guatemala y causó más de 23.000 muertos.
La centenaria tradición ha permitido dar cierto orden y concierto a la festividad. La programación incluye la elección y coronación de la reina del carnaval, coloridos desfiles, encuentros deportivos y exposiciones de productos agrícolas y ganaderos. Una feria en toda la extensión de la palabra.
“Esta celebración ha sufrido muchos cambios, motivados especialmente por el crecimiento de la ciudad. Empezó como una feria cantonal y se ha convertido en una fiesta nacional”, dijo a EL PAÍS la maestra, ya jubilada, Olga Juárez de Ramírez, quien puntualiza que entre las variantes está el recorrido de los desfiles, “pero sin perder su carácter de locura”.
De su canasto de sastre de recuerdos, la maestra Juárez saca algunas anécdotas como que la reina era escogida de entre las señoritas del barrio “y solo había una”. Posteriormente fueron invitadas representantes de todos los municipios de Suchitepéquez, hasta llegar a una invitación a nivel nacional, “solo que esta no es la reina del Carnaval, honor que corresponde a las mazatecas. La hemos llamado Reina Nacional de la Juventud”.
“Esto último es lo que permite dar el carácter de fiesta nacional a nuestro carnaval, porque llegan representantes de todo el país - cada una acompañada por sus grupos de seguidores - pero dentro de un espíritu de hermandad”, concluye.
Este año, sin embargo, el primer gran acto solemne de las fiestas, la elección y coronación de la Reina del Carnaval, casi termina en desgracia cuando grupos de inconformes con el nombramiento de Sharon Virginia López, de 15 años, lanzaron agua al escenario y, entre gritos de “fraude, fraude”, amenazaron con quitar la corona a la elegida, quien tuvo que ser escoltada hasta la sede de la Gobernación.
Babelia
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