Más y más premios
Es irónico que mientras las noticias sobre la crisis del cine español van en aumento, surjan nuevos galardones para festejarlo
En su interesante libro de memorias, Aprobé en septiembre, la actriz Fiorella Faltoyano da cuenta de sus circunstancias más intimas y naturalmente también de las profesionales, componiendo un buen retrato de sí misma y de las circunstancias que han rodeado su oficio a través de los años. En un momento del relato, Faltoyano hace una pausa para preguntarse por qué se dan al año tantos premios al cine: “No conozco ninguna actividad artística, científica o mediopensionista en la que se otorguen tantos galardones como en el mundo del espectáculo”, comenta, y al enumerar los premios que se conceden la relación resulta efectivamente excesiva. También en España. En poco más de un mes se han dado los Forqué, Goya, Feroz, CEC, Gaudí, y ahora vienen los Fotogramas de Plata… por citar solo los más conocidos, sin olvidar los premios nacionales del Ministerio de Cultura. En cada una de estas convocatorias se entrega, además, un premio de honor, que este año vienen correspondiendo a Agustín Almodóvar, José Sacristán, Jaime de Armiñán, Julieta Serrano y Juan Diego: una forma de reconocer la valía de una carrera profesional larga en el tiempo.
Es irónico que mientras las noticias sobre la crisis del cine español van en aumento, surjan nuevos premios para festejarlo. La vanidad los crea, conjetura Faltoyano, o la necesidad de publicidad que tienen los profesionales para mantenerse en el candelero, o la de grupos y empresas para darse a conocer… Por una razón u otra todos tratan de rendir homenaje a nuestro cine y divulgar sus méritos. Sin embargo, cada una de estas ceremonias acaba siendo criticada por su longitud, su pesadez o la repetición de fórmulas viejas. Donde debía contagiarse el entusiasmo por el cine y contradecir cuanto sus detractores propagan, lo que se suele lograr es el desánimo de la audiencia ante la ausencia de imaginación y espectáculo. Es una pena que la oportunidad que tienen los profesionales del cine español para conquistar a los espectadores acabe transformándose en fiestas endogámicas que no suelen estimular al público. Lo hemos visto en los premios que se han dado recientemente. Y no parece que vaya a cambiar en los siguientes.
De modo que Fiorella Faltoyano no debería preocuparse por haber tenido pocos premios en su dilatada carrera. Leyendo su libro se recuerdan momentos valiosos en la historia del cine español, que es lo que permanece. Los muchos premios quedan en el olvido… precisamente por ser tantos y tan parecidos entre sí.
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