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La triste sinfonía de un cáncer

‘Alabama Monroe’, nominada al Oscar a mejor filme de habla no inglesa, mezcla el amor entre dos músicos con el tumor de su cría

Tommaso Koch
El cineasta belga Felix van Groeningen.
El cineasta belga Felix van Groeningen. Steve Granitz (WireImage)

El cáncer, ya se sabe, no tiene escrúpulos. Golpea fuerte, cómo, cuándo y a quién quiere. Aun así, por mucho que nos hayamos acostumbrado a ello, hay casos especialmente espeluznantes. Como un tumor que ataca a una niña de cinco años. De ello va Alabama Monroe, filme belga nominado al Oscar a mejor película de habla no inglesa, que se estrena hoy en España. De ello y mucho más, en realidad, ya que el drama es uno de los ejes de una película que también contiene “música, amor y pasión”, como asegura su cartel.

Su director, Felix van Groeningen (Gante, 1977), asegura en cambio que el filme es una adaptación de una obra teatral de Johan Heldenbergh, el actor protagonista de Alabama Monroe. “La vi en 2009 y me quedé sobrecogido. Empecé a llorar a los 20 minutos y no paré hasta el final. La idea de un amor que se va, la música, el final esperanzador: era todo tan bonito”, cuenta Van Groeningen por teléfono desde Los Ángeles. Porque los Oscar están demasiado cerca y la promoción no se hace por sí misma.

“Los primeros borradores no funcionaban, estaban demasiado pegados a la obra. Entendí que tenía que cambiar, no tanto las sensaciones que produce la historia, sino la manera de contarla”, relata Van Groeningen. Así, sobre los escenarios hay un tipo gritando durante media hora contra Estados Unidos, las creencias y las injusticias de la vida. Y la película empieza por explicar quién es ese señor, por qué lleva un banjo, y solo luego llega a su desahogo.

En medio, están su idilio con una chica y dosis masivas de guitarras y violines. Tanto que algunos han considerado Alabama Monroeuna sola gran canción de bluegrass”, cuenta Van Groeningen. “Tiene sentido. Son temas que hablan de tristeza, de amor y de religión”, añade. Este subgénero a medias entre country y folk es el que toca constantemente el protagonista en los conciertos, en las buenas, en las malas y hasta en las atroces.

Porque, claro, tener una hija tan joven y tan enferma no es agradable. Ni tampoco debe de serlo explicarle a una pequeña actriz qué le pasa al personaje que interpreta. “Estábamos preocupados. Implicamos a los padres [de la actriz] y organizamos una visita a un hospital con un psicólogo. Y, luego, en el acercamiento al rodaje, intentamos transmitirle la sensación de que no era real. Al final, a veces fue casi más duro para nosotros que para ella”, explica el cineasta belga.

Sea como fuere, tamaña tragedia lleva dentro el riesgo de una narración demasiado melodramática. Puntualmente, Alabama Monroe ha sido atacada por ello. “Si no arriesgas a veces no encuentras nada original”, responde el director. Al mismo tiempo, por su argumento y su desarrollo se ha dicho que podría dar la sorpresa en la gala. Las favoritas son otras (La gran belleza y La caza), pero Van Groeningen está confiado: “Lo veo muy abierto. Tenemos buenas oportunidades”.

Más seguro se muestra el director también sobre su carrera: “Es un trabajo enorme hacer un filme y cuando eres joven tiendes a centrarte demasiado en los detalles. Luego aprendes a enfocar la obra en su conjunto y cómo usar la cámara, el sonido o la luz para ayudar la historia”. Con cuatro filmes, dos de ellos adaptaciones (“te dan una gran libertad”), Van Groeningen cree que va hacia arriba. De hecho, casi entreve la cima. Tiene forma de estatuilla.

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Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.

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