Los Oscar rescatan la olvidada revolución egipcia
La censura mantiene en el aire el estreno del documental 'The Square' de Jehane Noujaim, en Egipto
Hubo un día hace poco menos de tres años en que un seguidor de los Hermanos Musulmanes, un petulante actor egipcio-británico y el modesto vástago de un vendedor de fruta, salieron juntos a las calles para derrocar a un dictador. Su utopía se tornó en gesta en sólo 18 días, los que tardó Hosni Mubarak en abandonar el poder. Cuando los ecos de aquella revolución cada vez parecen más lejanos, la Academia de Hollywood ha decidido recordar la historia de estos tres personajes, recogida en la producción egipcio-estadounidense The Square, con la nominación al Oscar a la mejor película documental.
Más allá de la candidatura como mejor actor de reparto del célebre Omar Sharif, el cine egipcio no había optado nunca a la codiciada estatuilla. La directora, Jehane Noujaim, de padre egipcio y madre estadounidense, reconoció a través de las redes sociales “sentirse en una nube”. “La nominación de The Square va dedicada a la sangre, las esperanzas y los sueños de aquellos egipcios, cuyo poder, belleza y coraje vimos en Tahrir”.
La película comienza con los sueños cumplidos de aquellos días, pero también destripa las amarguras que fueron regando la agria transición, después interrumpida por el golpe de Estado de los militares. La incredulidad de Magdy Ashur, el islamista que acudió a la plaza en solidaridad con el resto de manifestantes con los que compartía el afán de cambio, se funde con la desazón de Ahmed Hassan, un joven laico de clase humilde, que pasada la alegría momentánea acusa primero al Ejército y después a los Hermanos Musulmanes de haber secuestrado la revolución.
The Square repasa la tambaleante deriva de un Egipto que llega a estar gobernado por la cofradía islámica, pero sobre todo ahonda en las relaciones entre unos personajes tan dispares que un día aunaron sus fuerzas y hoy están más divididos que nunca.
La película viene avalada por un gran éxito de la crítica. El año pasado recibió el galardón del público como mejor película documental en el festival de Sundance. Pero ante la tortuosa transición egipcia, la directora decidió ampliar el metraje y presentar el filme completo en Toronto, donde recibió también en su categoría el premio elegido por los espectadores.
Nouajim pensó que era el momento de parar y presentar su obra, antes de la última deriva violenta en la que cayó su país de origen. Sin embargo, los egipcios aún no han podido presenciar el documental. Programado oficialmente en el cartel del Festival de Cine Europeo que se celebró en El Cairo a finales de noviembre, las autoridades decidieron retirar la proyección a última hora.
Los vaivenes de la censura, que deben dar su visto bueno, mantienen en el aire su estreno en Egipto.
Babelia
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