Estampas históricas o imaginadas
José Manuel Díez crea en 'Baile de máscaras' (Premio de Poesía Hiperión) una secuencia de momentos estelares de la humanidad
Desde hace más de un siglo, “y después de agotado el tema de la vida” (Gil de Biedma), el arte se ha acostumbrado a hablar consigo y de sí mismo. En 1919, Duchamp puso bigote y perilla a la Gioconda; al año siguiente, Unamuno publicó un monumento ecfrástico y teológico a partir del Cristo velazqueño de San Plácido; y, por no continuar, en 1927 Rafael Alberti compuso la Soledad tercera que no escribiera Góngora, quien ni siquiera concluyó la segunda. El que ahora José Manuel Díez (Zafra, 1978) nos ofrezca este Baile de máscaras como una serie de estampas históricas o imaginadas que van de la Edad Media hasta hoy no presenta novedad en este punto. Lo confirman así las propuestas de los del 68, que torcían el cuello al cisne finisecular en lo que el modernismo tenía de emoción explícita. Y aunque el culturalismo de este libro es tan intenso como el de Museo de cera de José María Álvarez, dista de él un mundo: el que va del afán de abrumar al de conmover. El volumen de José Manuel Díez, que podría confundir al que solo leyera los alambicados títulos de los poemas, tan carnerianos, carece de la vocación iconoclasta de sus predecesores, a quienes comienza respetando: frente al desapego de aquellos, compasión; frente a la asepsia, entusiasmo; frente a un culturalismo para rebatir la vida o escaparse de ella por la tangente, una cultura integrada en la existencia común (pero nada corriente). En Baile de máscaras monologan personajes de aquende y, sobre todo, de allende, poetas y cineastas, pintores, novelistas y científicos, de Hurtado de Mendoza a Derek Walcott, de Man Ray a Robert Lehmann o Van Gogh, incluido alguno sin pedigrí histórico. Los hechos que protagonizan parecen constituir una secuencia de momentos estelares de la humanidad, como atenidos al prospecto de Stefan Zweig, también convocado aquí. El fraseo es fluyente, el metro clasicista y bien llevado, sobre la base de versos de siete y once sílabas. El abanico esplendoroso de los argumentos no enmascara, pese al título del libro, la verdad y el sentimiento humano de los temas: aquellos que celebran la vida, escrutan la muerte con los ojos abiertos, homenajean la piedad, contienen la respiración ante el heroísmo, rinden tributo al arte.
* Baile de máscaras. José Manuel Díez. Editorial Hiperión. 80 páginas. 10 euros
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