Gracias por el bosón (y también por la cerveza)
La charla de los Nobel y Príncipe de Asturias Higgs y Englert desborda el entusiasmo en la facultad de Ciencias de Oviedo
“Thanks for the boson”. El jovencito que exhibía la pancarta ante los descubridores de la elusiva partícula era solo uno de los cientos que se han congregado este mediodía en la facultad de ciencias de Oviedo para escuchar a los dos premio Nobel de Física y príncipe de Asturias de Investigación Científica, Peter Higgs –que dio nombre al bosón-, y François Englert. Los estudiantes han respondido masivamente a la convocatoria de la charla magistral de los galardonados, que ha tenido lugar en una de las aulas en la planta baja, y la gran mayoría la han seguido apiñados ante las ventanas abiertas o en unas pantallas dispuestas en una carpa en el patio. La comprensión de lo que vertían los sabios ha sido variable. Un estudiante con aire de personaje de The Big Bang Theory y una camiseta que detallaba en fórmulas químicas la composición orgánica del usuario confesó no haberse enterado de nada, mientras que una jovencita apuntó que ella “así así” y que eso no lo habían abordado aún en clase. Tras la charla, Higgs –cuyo simpático aspecto de hobbit hace que sea irresistible apodarlo Bilbo Bosón- y Englert han firmado la pizarra a su espalda, en la que estaba escrita la fórmula del hallazgo –aquí no se ha cometido el error de borrarla como pasó en Barcelona en una visita de Einstein- , y ha quedado para la anécdota que Englert ha corregido una errata colocando una rayita sobre el signo psi. Nadie se había dado cuenta del error.
Al acabar se ha desbordado el entusiasmo del público mientras los científicos convertidos en estrellas brindaban con la cerveza Higgs Boson Ale, concebida y elaborada para reconocer la carrera de Peter Higgs, que eso sí es impulsar la ciencia, ¡qué diablos! El acto adquirió un cierto tono de novela de Douglas Adams –el autor de El autoestopista galáctico- con los Nobel levantando los vasos y entonando un canto al bosón, a la ciencia y a lo que hiciera falta. Ha sido muy emotivo su reconocimiento de que el futuro de la ciencia está en los estudiantes que los aguardaron pacientemente para aplaudirlos, vitorearlos, retratarse con ellos y hasta pedirles autógrafos. Este reportero se coló junto a las autoridades y en un alarde de empirismo científico pudo probar la susodicha cerveza, que, más allá de sus valores científicos, estaba fresquita.
Otra noticia del día ha sido la llegada de Annie Leibovitz, premio de Comunicación y Humanidades, que, contradiciendo su fama de mal carácter, ha tenido el detalle de retratarse con los fotógrafos de prensa y hasta ha besado a alguno.
Por la mañana, la premiada en la categoría de Ciencias Sociales, la socióloga Saskia Sassen, catedrática de la materia en la Universidad de Columbia (EE UU) ha anunciado que donará los 50.000 euros de su premio a una serie de organizaciones de ayuda a los desfavorecidos, especialmente de Asturias. Una veintena de colectivos asturianos agrupados en Marea Ciudadana habían pedido a Sassen que renunciara al premio, dado el interés de la estudiosa en los grupos excluidos y minorías que luchan contra el sistema. La socióloga ha explicado que respeta el premio y lo acepta, pero que con su decisión de donarlo se suma a los que reclaman más recursos para los “desventajados” y los “violentamente empobrecidos” en una crisis que, ha cuantificado, deja más de 9 millones de hogares perdidos.
En castellano con acento argentino, la estudiosa, nacida en 1949 en La Haya y considerada uno de los principales científicos sociales del mundo, ha hablado de su concepto del nomadismo (“levanto mi tienda donde quiera que esté, cuando estoy en un lugar estoy en un lugar”) y ha dicho que su etapa comunista duró muy poco y que es una creyente en los mercados. Ha explicado que el problema con estos es que se han “distorsionado” y el 60 % es comercio internacional entre diferentes filiales de las mismas empresas. Ha achacado la crisis del Estado de bienestar al empobrecimiento de los Estados y ha subrayado que la ciudadanía se tiene que movilizar. “Hay que hacer ciudadanía, la ciudadanía no se consume, se hace”, ha dicho en una versión sociológica del famoso “no te preguntes que puede hacer tu país por ti”, etcétera. Ha advertido contra la expulsión de masas enteras de la población fuera de los espacios económicos y de la exclusión a la que, ha denunciado, se ven abocados cada vez más miembros de la clase media, cuyo empobrecimiento le parece un punto especialmente grave de la crisis actual. Sassen ha imaginado una próxima “urbanización de la geopolítica internacional”, en la que las ciudades creen una red paralela a los Estados.
Si la rueda de prensa de Saskia Sassen ha estado llena de complejos conceptos sociológicos, la de Higgs, Englery y Rolf Heuer, director general del también premiado CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear) ha exigido también lo suyo, y sin desayunar. Se ha empezado preguntándole a Higgs por Dios, que es una manera de bordear la dificultad de las partículas elementales. “No soy creyente, pero no tengo nada contra el que existan diferentes opiniones según las creencias de cada uno”, ha dicho el científico. “Las dificultades han venido cuando se traspasan y se invaden los territorios de los otros”. Higgs ha considerado que es “perfectamente posible” tener creencias religiosas y a la vez ser científico. El premiado admitió que fue “desafortunado” que el reconocimiento por la confirmación de la existencia del bosón no recayera en todas las “varias personas” que contribuyeron al hallazgo sino en Englert y él, y citó específicamente al fallecido Robert Brout. El científico ha valorado que el jurado del Príncipe de Asturias haya incluido al CERN en el premio, para ampliar el reconocimiento. Englery ha matizado entonces que el comité del Nobel tiene sus reglas y si decidió premiar al trasfondo teórico y no a la parte experimental “fue su decisión”.
A la espinosa pregunta de qué interés puede tener la nueva partícula para el ciudadano de a pie, Heuer ha reconocido que no es capaz de señalar una aplicación inmediata pero que la ciencia básica busca el conocimiento y a algunos descubrimientos no se les ve la utilidad hasta al cabo de 50 o 60 años. “En algún momento habrá aplicaciones, pero no sabemos cuándo ni dónde”. Los científicos sin embargo han subrayado que el descubrimiento nos revela “porqué podemos existir”, lo que hay que convenir no es ninguna bagatela. “Necesitamos el mecanismo de Higgs para darle a las partículas fundamentales masa. Así que nos da la razón de porqué existimos”.
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