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El nacionalismo cultural se adueña del premio Booker

La polémica decisión de ampliar a Estados Unidos el galardón, que se entrega hoy, enfrenta al mundo literario británico

Hoy se falla en Londres el último Man Booker Prize que no tiene ámbito global. A partir del próximo año, el premio literario con más solera y prestigio de Reino Unido, que en la actualidad está reservado a obras en inglés publicadas en Gran Bretaña por autores con pasaporte británico, irlandés, de algún país de la Commonwealth o de Zimbabue, se extenderá a todo el globo anglohablante. Es decir, a escritores de Estados Unidos. Una decisión que ha generado una intensa polémica.

Entre los críticos está el inglés Jim Crace, favorito en las apuestas para llevarse el premio esta noche con Harvest, una historia rural en la Inglaterra del siglo XVI. Crace cree que “algo se echará a perder” abriendo el premio a los autores estadounidenses. Y no es que él tenga nada que perder personalmente: en su día aseguró que Harvest es su última novela de una carrera empezada en 1974. Si cumple su palabra, la de este año es su última oportunidad para ganar el premio, con o sin competencia norteamericana. Ser el favorito en las apuestas es quizá lo peor que le podía pasar: hace 10 años que no gana el favorito…

El cambio de formato del Booker no parece una mera casualidad. Los organizadores afirman que llevan años reflexionando sobre ello y que en los últimos 18 meses han llevado a cabo una intensa consulta entre medio centenar de expertos para recabar su opinión. Otros piensan que esa reflexión ha tomado un impulso frenético en los últimos meses debido a la creación de un nuevo galardón literario, el Folio Prize, con un premio de 40.000 libras (47.000 euros) para el mejor libro de ficción en lengua inglesa publicado en Reino Unido, sin reparar en la nacionalidad del autor. Una novedad con el potencial de hacer sombra al Man Booker debido precisamente al hecho de estar abierto a los escritores de EE UU. La primera edición se fallará en marzo de 2014.

La historiadora Antonia Fraser ha sido especialmente hostil con el cambio, hasta el punto de anunciar su intención de dejar de ser asesora de la versión internacional del Booker. La viuda del dramaturgo Harold Pinter asegura que nadie la había avisado del cambio cuando en agosto le pidieron que aceptara ese cargo.

David Brauner, experto en novela americana de la Universidad de Reading, cree que efectivamente el cambio es “una decisión comercial”. “Me parece que lo que les ha forzado es el anuncio del Folio Prize, porque ese premio ha convertido en algo importante el hecho de que vaya a cualquier novela escrita en inglés, con independencia de la nacionalidad de su autor”, declaró a la BBC.

La escritora A. S. Byatt, ganadora del Booker en 1990, se ha declarado “completamente contraria” a ese cambio porque “va a hacer imposible juzgar el premio”. “En estos momentos el Booker es el mejor premio literario porque todos los jueces leen todos los libros”, sostiene AS Byatt, que formó parte del jurado en la edición de 1974.

Los organizadores del Man Booker aseguran que con las nuevas reglas habrá menos candidaturas. Ahora, cada editorial puede presentar dos obras. Con el nuevo sistema, la norma general será una obra por editorial, aunque las que tengan entre una y cinco seleccionadas en la llamada lista larga de finalistas en los cinco años anteriores podrán presentar entre dos y cuatro candidaturas.

Uno de los grandes temores es que los autores estadounidenses acaben acaparando el primer premio en la gran mayoría de las ocasiones. John Banville, ganador en 2005, cree que es “una idea excelente” porque “es una tontería que el premio no esté abierto a todos. Pero que Dios nos ayude a nosotros, porque la ficción estadounidense es muy, muy buena”.

Las apuestas para esta noche dan por favorito al británico Jim Crace para llevarse las 50.000 libras del premio, por delante del irlandés Colm Tóibín y de Eleanor Catton, una escritora nacida en Canadá, criada en Nueva Zelanda y residente en Australia. Más atrás están Noviolet Bulawayo, nacida en Zimbabue y la primera mujer africana finalista del Booker; Jhumpa Lahiri, inglesa de origen indio residente en EE UU; y Ruth Ozeki, canadiense nacida en EE UU de padre estadounidense y madre japonesa.

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