Arquitectura de urgencia
Un estudio español levanta en Ecuador un modelo de hospital eficaz y flexible en menos de un año
¿Es posible diseñar, construir y equipar un hospital en un año? ¿Qué beneficios reportaría correr tanto? El estudio barcelonés Pm,Mt acaba de responder sí a la primera pregunta al concluir en Ecuador su primer centro sanitario. La segunda la debería contestar quien carece de servicios de sanidad a una distancia razonable. En urgencias médicas, los retrasos complican los problemas leves.
La falta de trabajo en España está haciendo que muchos profesionales se fijen en los problemas de otros países. También que a veces consigan solucionarlos. Es el caso del madrileño Patricio Martínez y el barcelonés Maximiá Torruella de Pm,Mt. Juntos detectaron que en numerosos lugares del mundo construir un hospital rápido es tan importante como construirlo bien. Y con esa certeza comenzaron a trabajar. Durante años, le dieron vueltas a una pregunta: ¿cómo acelerar las obras sin precipitarlas? ¿Cómo conseguir que lo que se construye rápido perdure en el tiempo? Tras un proceso de prueba y error, concluyeron que existía un modelo mejor para construir hospitales “basado en una combinación de reglas paramétricas —de combinaciones de variables—”. Lo que teóricamente haría mejor al nuevo centro sería la capacidad de adaptarse a todas las circunstancias, una especie de edificio-llave maestra para abrir puertas diversas con un único elemento. Su concepto anteponía flexibilidad y adaptación frente a la especificidad de otros hospitales. Esa fue la propuesta de los arquitectos españoles. Estaban convencidos de que hacer del cambio una fortaleza alargaría la vida útil del centro. Y lo demostraron.
Tal vez por eso, Martínez compara ahora el diseño de su hospital paramétrico (así lo llaman) con el ajedrez, que sobre un mismo tablero admite infinitas jugadas diferentes: “Se trata de solapar y optimizar los procesos haciéndolos más eficientes y reduciendo el tiempo de construcción y puesta en marcha de un hospital”. Más allá de esa explicación, hoy la evidencia lo demuestra.
En Puyo, una pequeña población ecuatoriana a las puertas de la Amazonia, han podido construir un hospital de 12.000 metros cuadrados basándose en sus conceptos: última generación en tiempo récord gracias a un alto grado de prefabricación, a la construcción en seco y a “un gran compromiso con la industria local”, relatan. En el pueblo no había infraestructuras sanitarias, “pero sí existía la voluntad de solucionar el problema como quien afronta una emergencia”, apuntan. Así, esa necesidad de Puyo se ha convertido en oportunidad para el estudio Pm,Mt que ha podido llevar a la práctica lo que había desarrollado como teoría. Con la constructora Makiber levantaron 21 pabellones modulares unidos por una cubierta inclinada y cosidos por dos pasillos principales, uno técnico y otro público, que acaban de inaugurar.
Esta organización en pabellones permite que todas las estancias del hospital dispongan de iluminación y ventilación natural, que se cuela desde los patios que se cobijaban entre los módulos. Esa distribución garantiza a su vez la sostenibilidad del proyecto y el confort de los pacientes.
Hoy un mar de cubiertas desiguales protege el hospital, mientras dos grandes pórticos (extensiones de las cubiertas) señalan las urgencias y el acceso. El centro toma prestados los testeros de los pabellones para configurar las fachadas principales sin más recursos formales que aquellos que venían dictados por las necesidades funcionales. No hay, pues, florituras en este proyecto, pero sí una idea potente de futuro. La que han advertido dos arquitectos capaces de mirar más allá.
Tras Puyo, Martínez y Torruella trabajan en dos hospitales paramétricos más. El primero se levantará en Guinea Ecuatorial y el segundo, en Angola.
Babelia
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