La pasión por la (re)escritura
Víctor Sabaté debuta con 'El joven Nathaniel Hathorne', una 'nouvelle' de corte fantástico y metaliterario sobre lo difícil que resulta a un joven autor ser publicado
En una época en que menguan las apuestas de las editoriales por nuevos autores hispanohablantes, el catalán Víctor Sabaté (Barcelona, 1976) integra el diminuto grupo de noveles que no colecciona rechazos. Su ópera prima, El joven Nathaniel Hathorne, es una nouvelle que narra, precisamente, lo difícil que resulta para un joven escritor ser publicado. Su caso no es ese: acaba de ser editado por Rayo Verde. “No me puedo quejar demasiado, porque tuve la oportunidad de publicar sin tener demasiada fe y el libro ha sido bien recibido”, admite. “Supongo que siempre cuesta más vender a un autor que empieza que a escritores que ya tienen cierta trayectoria”.
En 96 páginas de un texto ágil y directo, de corte fantástico y metaliterario, Sabaté recrea a un aspirante a escritor que desistió de concluir su primera novela tras reescribir ocho veces el primer capítulo sin llegar a ningún resultado satisfactorio. Diez años después descubre que un cuento suyo ha sido publicado dos siglos antes por el escritor Nathaniel Hawthorne (1804- 1864). Se trata de La catástrofe del Sr. Higginbotham, uno de los relatos de Cuentos contados dos veces, editado por primera vez en 1837. A partir de ahí empieza un juego de referencias literarias en busca de una explicación a la absurda coincidencia. A primera vista, el título del libro aparenta un error, pero la grafía de Hawthorne es preservada de la forma original, sin la w, como él autor estadounidense firmaba en su juventud. La historia, explica Sabaté, “tiene una parte más realista sobre el día a día del narrador, de como choca la ambición de escribir con la vida cotidiana; pero luego tiene una parte fantástica que trata de homenajear el relato fantástico del siglo XIX, que es una de las cosas que más me gustan como lector”.
Los tres años que tardó Sabaté en concluir la nouvelle son la prueba de su obsesión por la forma, tan grande que lo que más le gusta es el largo proceso de reescritura. “Una vez que tengo una versión, que más o menos me convence, me gusta trabajar la forma”. Un año después de haber escrito el primer borrador, ya no le agradaba el resultado. Así es que empezó desde el principio. Y otra, y otra, en un proceso que repitió por más de 10 veces. “El texto que se acabó publicando lo escribí en cinco días. Pero hubo 11 o 12 versiones hasta llegar a la definitiva”.
Habiendo publicado un sólo libro, y siendo éste tan corto, me cuesta pensar en mí mismo como escritor
Víctor Sabaté no cree que alguien pueda interesarse por su vida real. Sin embargo, pescó allí los principales elementos para construir el relato, incluido el narrador-protagonista, el autor lee mucho desde muy joven, prefiere la lectura antes que la escritura y trabaja en la recepción de un hotel de Barcelona. “Uno siempre basa sus escritos en lo que tiene más a mano, que es uno mismo”, explica. “La novela tiene algo biográfico, pero no es lo más importante”.
Para ese treintañero que creció leyendo y como consecuencia también escribiendo, aún le suscita extrañeza que la palabra escritor sea utilizada para referirse a su persona. “Habiendo publicado un sólo libro, y siendo este tan corto, me cuesta pensar en mí mismo como escritor”, reconoce, para luego decir que no llega a plantearse perspectivas de futuro en el oficio. “No dependo ni directa ni indirectamente de la escritura para ganarme la vida, ni conozco a otros escritores, ni me gusta asistir a actos del mundillo, así que no me preocupan demasiado los aspectos externos de la ‘carrera literaria”.
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