Un retrato a la pirámide de cuerpo entero
Google Street View usa su última tecnología para fotografiar los rincones más recónditos del sitio arqueológico de Teotihuacán, en México
Steve Silverman, product manager de Google, llega sonriente a la cima de la Pirámide del Sol, en Teotihuacán, muy cerca de la capital mexicana, tras subir, uno a uno, bajo un sol inclemente, los 365 vertiginosos escalones del edificio prehispánico, uno de los más imponentes de Mesoamérica. La ascensión a los 71 metros de la pirámide no se hace tan dura como parece desde abajo y menos para un tipo atlético como él: minutos después lo logra un grupo de sexagenarias búlgaras. Pero Silverman carga en su ascenso con un peso extra y sofisticado: los 19 kilos del equipo Trekker, la nueva apuesta de Google Street View para retratar los lugares más recónditos a los que no llegan ni los famosos coches ni las bicicletas con cuyas cámaras se ha elaborado ya un retrato panorámico de buena parte del mundo.
Trekker es una especie de robot que se carga a la espalda, como una mochila, y que da a Silverman y a su compañero Daniel Filip, ingeniero en Google, el aspecto de personajes de la Guerra de las galaxias, híbridos entre hombres y máquinas. Los humanos van recorriendo todas las zonas accesibles de Teotihuacán con sus cacharros, equipados con GPS y batería para ocho horas, y mientras las 15 cámaras con lentes en alta resolución van capturando, a ritmo de cinco o seis fotos por segundo, todo el sitio arqueológico en planos de 360 grados que pueden enviarse al momento a los centros de procesamiento de datos de la empresa.
En la plataforma de Google Street View ya podían visitarse 34 zonas arqueológicas de México, por las que se han paseado ya ocho millones de cibernautas. Pero este miércoles esta tecnología, que permite el acceso a los rincones más escondidos, se ha utilizado por primera vez en este país, en un lugar arqueológico, y en una pirámide. En un par de meses las imágenes estarán disponibles en la página donde ya puede verse cómo Trekker retrató sitios de acceso complicado, como el Gran Cañón del Colorado o Venecia.
La aplicación puede ser útil para curiosos en general; para turistas indolentes, que no deseen desplazarse más allá de su sofá; para viajeros minuciosos, que quieran planificar perfectamente sus excursiones; y sobre todo, para jóvenes estudiantes, que puedan conocer con detalle y a distancia el patrimonio cultural de su país o del mundo. El proyecto se ha desarrollado en asociación con el INAH (Instituto Nacional de Arqueología e Historia), que pretende enriquecer las imágenes con contenidos para formar a alumnos, maestros y usuarios en general. “Que Google nos provea de sus herramientas tecnológicas nos ahorra desarrollarlas. Y nos permite difundir el patrimonio, y también educar sobre él, aportar nuestros conocimientos asociados a esa tecnología”, explica Natalia Gabayet, de la dirección de Medios del INAH.
Los cacharros futuristas de Google contrastan con la severidad milenaria de las pirámides, arqueológicas ya para los aztecas, que encontraron abandonado Teotihuacán, y no pasan desapercibidos para los cientos de visitantes que disfrutan bajo el sol achicharrante del mayo mexicano, de la imponencia del "lugar donde nacen los dioses". Muchos de los turistas identifican a los hombres-máquina como parte del proyecto Street View, tal vez por la camiseta de Silverman, que proclama “mapeamos tu mundo”, y dan saltos alrededor de ellos en un intento por salir en una foto de alcance global. Un grupo de bromistas argentinos va más allá y amenazan a los portadores del Trekker con una competencia inesperada: “Corran, dense prisa, que somos los de Yahoo!”.
Babelia
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