“Nohmul tenía aún muchos secretos que contarnos. Es una tragedia”
El británico Norman Hammond, experto en arqueología maya de Belice, explica la importancia de la pirámide destruida por una empresa constructora
El británico Norman Hammond, del instituto McDonald para la investigación arqueológica de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y profesor emérito en la Universidad de Boston, es una de las máximas autoridades mundiales en el mundo maya en general y en los yacimientos de Belice, en particular. No en vano Hammond trabajó desde 1970 hasta 2002 en varios lugares del país centroamericano. Aún atónito por la noticia de la destrucción de una pirámide milenaria por excavadoras de una empresa constructora, que buscaba grava para arreglar una carretera, Hammond cuenta por correo electrónico a EL PAÍS la importancia de Nohmul, el lugar arqueológico donde se produjo la demolición.
“Nohmul, que significa El gran montículo, fue llamado así por su pirámide principal, que se elevó más de un centenar de metros por encima del suelo y era visible desde kilómetros de distancia. Ahora, el templo occidental, el segundo más importante de la ciudad, ha sido arrasado por un empresario local para construir caminos en el pueblo cercano de Douglas. Las fotografías satelitales muestran que el edificio casi ha desaparecido. Nohmul tenía aún muchos secretos que contarnos. Es una tragedia para Belice y para la erudición, en general”, cuenta.
Según Hammond, las investigaciones en la década de los 80 mostraron que el grupo occidental de Nohmul fue construido de un tirón en el Preclásico Tardío, hace unos 2.000 años. Fotografías al nivel del suelo mostraban en su interior una cámara, probablemente una tumba, y una técnica de construcción de grandes bloques de piedra caliza. Un segundo grupo ceremonial, con una pirámide más pequeña, al sur de la estructura principal, también fue usada como cantera. No parece algo inusual en la zona: hace años una gran pirámide cercana también al pueblo de Douglas fue demolida por orden de un político local aunque los arqueólogos ya se habían preparado para trabajar allí.
“El yacimiento es de especial interés para los estudiosos británicos”, explica Hammond, “ya que fue explorado por primera vez hace más de un siglo por el doctor Thomas Gann, quien le dio nombre y depositó parte del fruto de sus excavaciones en el Museo Británico, en Londres”. Este museo patrocinó trabajos posteriores en el lugar en los 70 y los 80 para aclarar su historia. Y esta investigación reveló una sorpresa: en lugar de pertenecer al último período clásico de la historia Maya, entre el año 600 y el 900 de nuestra, como se esperaba, los grandes montículos resultaron ser casi un milenio más antiguos. Su reocupación después del año 800 incluyó edificios similares a los de Chichén Itzá, muy al norte de Yucatán, lo que sugiere una poderosa extensión de la influencia cultural de esta gran ciudad maya hacia el sur.
El daño ya está hecho pero ¿Se pueden evitar destrucciones futuras? “Es muy difícil”, responde Hammond, “la demolición de estructuras mayas ha ocurrido en Belice durante años y dos de los sitios más importantes, San Estevan y Louisville, al norte del país, han sido casi completamente arrasados”. Según el profesor hay varios factores que deberían corregirse: “el fácil acceso a estos materiales para rellenar las carreteras, la falta de información sobre los delitos en que se puede incurrir hasta que ya es demasiado tarde, la falta presión policial, incluso cuando el Instituto de Arqueología presenta una queja, la falta de recursos de este organismo para vigilar los yacimientos, y la falta de respuesta del público en general, pese al programa de educación pública emprendido en escuelas y comunidades”.
El incidente ha provocado también una tormenta política en la excolonia británica. El Ministerio beliceño de Turismo y Cultura dijo este miércoles en un comunicado que la destrucción del sitio arqueológico fue una acción "de desprecio total por el patrimonio cultural" del país centroamericano y calificó de "cruel, ignorante e imperdonable" dicha acción, informa EFE. El opositor Partido Unido del Pueblo acusa por su parte al Gobierno de no proteger los bienes culturales y ha recordado que sucesos como este afectan al turismo, una de las principales fuentes de divisas del país.
El Ministerio de Turismo y Cultura y la Fiscalía han abierto una investigación, mientras el vice primer ministro del país, Gaspar Vega, ha exigido en un comunicado que se persiga con todas las consecuencias a los culpables. Destruir un monumento antiguo está penado con hasta 10 años de cárcel o una multa de 10.000 dólares. La empresa constructora, D-Mars es propiedad de Denny Grijalva, candidato oficialista a la alcaldía de Ciudad de Belice, la urbe más poblada del país, quien ha dicho que no estaba al corriente de los hechos. La compañía ha retirado sus máquinas del lugar pero al mediodía de este miércoles no había dado aún su versión sobre lo sucedido.
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