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Disney despide la animación tradicional

El estudio era el último en Hollywood con un departamento para esta labor

Los recientes despidos de los últimos animadores tradicionales en los estudios Walt Disney Animation marcan el final de una era en el cine. Justo este año, cuando se cumplen nueve décadas de vida del ratón Mickey, que nació en 1923 en los mismos estudios que ahora cierran sus puertas a la animación 2D. Se trataba de la crónica de una muerte anunciada dada la ausencia de producciones Disney de animación clásica desde el estreno en salas de Winnie The Pooh en 2010. No por ello ha sorprendido menos. El tuit de Tom Bancroft, uno de los animadores de El rey león, anunciando el despido de nueve de los once animadores tradicionales que todavía quedaban en Disney fue el anuncio de la puntilla para una técnica que Winsor McCay descubrió para el cine estadounidense y que Walt Disney convirtió en arte y comercio, apostando por incorporar a esos dibujos en movimiento el sonido y el color para crear el primer largometraje animado de la historia del cine: Blancanieves y los siete enanitos.

Los despidos forman parte de una reestructuración de los estudios Disney ante la crisis, una limpieza en su plantilla que se ha llevado por delante 150 puestos de trabajo en todos los departamentos. ¿Motivos? La disminución de los ingresos procedentes de DVD y pérdidas varias como los 38 millones de euros tirados a la basura al detener la producción del próximo proyecto en stop-motion de Henry Selick. “La idea de que el público no quiere ver películas 2D es ridícula”, decía John Lasseter a su llegada a los estudios en 2006. Entonces prometió un filme clásico de dibujos animados cada dos años conservando en sus filas a parte del equipo que hizo posible la segunda era dorada de la animación tradicional marcada por La bella y la bestia, Aladdin, El rey león, Pocahontas o Hércules. Solo se hicieron realidad dos, Tiana y el sapo y Winnie The Pooh, y esta última fue considerada entre los profesionales como un desperdicio, porque pusieron a grandes maestros de la animación a dibujar un estreno que iba directo al mercado del vídeo: “Fue como si la Royal Filarmónica tocara el mirlitón”.

Disney no es el único en cerrar sus puertas a la animación tradicional. Es el último. DreamWorks no ha vuelto a tocar un lápiz desde Simbad: la leyenda de los siete mares en 2003 lo mismo que los estudios Warner con Looney Toons: de nuevo en acción. “Pero si había alguna posibilidad de renacimiento a nivel estudio era con Disney”, aseguró Rick Farmiloe, animador de un clásico moderno como La sirenita.

La idea de que el público no quiere ver películas 2D es ridícula”, decía John Lasseter a su llegada a Disney en 2006

El anuncio no oficial del cierre de esta división llega cuando el éxito de cortometraje ganador del Oscar, Paperman, un híbrido de técnicas 2D / 3D, había dado esperanzas a una nueva vida para esta disciplina que de la mano de maestros como Chuck Jones, Tex Avery o el propio Disney y sus nine old men—así se calificaban a sus nueve animadores— creó momentos inolvidables en la historia del cine. Pero el posible renacer ha desaparecido de la misma forma que los otros proyectos 2D dentro de Hollywood como Me & my shadow de DreamWorks o la segunda parte de ¿Quién engañó a Roger Rabbit?. “Estaría muy bien pero no hay nada concreto”, confesó el propio Robert Zemeckis a este periódico durante la celebración en la sede de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood del 25º aniversario de dicha película.

¿El futuro de la animación tradicional? “En Hollywood, pieza de museo, comenta uno de los legendarios animadores de Disney que prefiere no dar su nombre. “No solo se pierde una disciplina sino una profesión y una base formativa necesaria para los propios animadores 3D”. Otros creen que seguirá en los circuitos indies estadounidenses, con Bill Plymton, Signe Beaume o Nina Paley, o en Europa, donde los dibujos animados tradicionales siguen siendo una opción válida entre el público. “No me sorprendería nada ver alguna de estas películas candidata al Oscar aunque solo sea como voto de castigo desde la profesión”, añade el mismo dibujante, recordando en los últimos años la presencia de grandes desconocidas entre las aspirantes al Oscar a la mejor película animada como Chico y Rita, Un gato de París o El secreto del libro de Kells, realizadas en esa técnica ahora que hoy muere en Hollywood.

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