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Un ‘Don Giovanni’ con instrucciones

Dmitri Tcherniakov dirige en el Teatro Real una transformada visión de la ópera de Mozart

Daniel Verdú
Momento del 'Don Giovanni' de Dmitri Tcherniakov.
Momento del 'Don Giovanni' de Dmitri Tcherniakov.Javier del Real

Puede que para ver el Don Giovanni que el director de escena Dmtri Tcherniakov propone estos días en el Teatro Real necesiten un libro de instrucciones. De hecho, él mismo les proporcionará algo parecido al principio de la función. Con esa chuleta asistirán a la mutación de roles de los personajes del libreto original de Da Ponte. Porque esta versión de la obra de Mozart (se estrena esta noche) y de la visión del mito convierte a las víctimas del Don Juan en una familia fuertemente unida en su oposición y voluntad de castigo al legendario libertino. En el primer acto, él les arrastrará a la fuerza por los ingratos caminos de la libertad. En el segundo, cansado y un tanto crepuscular, ellos se lo harán pagar con una carnavalesca farsa sobre el más allá. Al final, la imposición de la moral que tan bien resume el subtítulo de la obra: “Il dissoluto punito”.

Estrenada en 2010 en Aix-en-Provence, levantó ampollas entre la parroquia purista. A Tcherniakov, hoy uno de los directores de escena más solicitados, se le acusa de alterar el sagrado libreto de Lorenzo da Ponte. Él se defiende. “No hemos cambiado ni una sola palabra del texto. Pero en comparación a 1787 nosotros sí hemos evolucionado mucho”, explica justo al término del ensayo general para justificar la nueva perspectiva. Un montaje “fascinante”, según el director artístico del Real, Gerard Mortier, que “exigirá una gran concentración por parte del público”.

El tiempo de este Don Giovanni, dirigido en el foso por Alejo Pérez, se expande varias semanas. La fuerza del fragmentado montaje la marca el telón que cae a plomo a cada rato para proyectar las indicaciones temporales. El espacio, al contrario, queda reducido al interior de la casa del Comendador, en realidad escenario psicológico de la culpa de un Don Giovanni cada vez más agotado y atormentado por su muerte accidental (sí, el Comendador muere de un golpe fortuito contra una estantería). “Es que no veo que Don Giovanni haya hecho nada terrible. Ha dejado a ciertas mujeres, pero también les ha dado felicidad. ¿Cuál es su culpa? ¿que no es fiel? Es ridículo hoy en día”. Por eso Tcherniakov le libera de su único delito real.

Los personajes de este Don Giovanni contienen el recuerdo de montajes anteriores. Pero ninguno de ellos es en realidad como lo recordábamos. Incluso se rebelan visiblemente contra ese destino que marca el texto. Donna Elvira (encarnada por una alabada Ainhoa Arteta) es aquí la esposa cornuda de Don Giovanni (Russell Braun) y la sobrina del Comendador. Donna Ana (Christine Schäfer) es su hija y Don Ottavio el prometido de esta (elegido por el Comendador para prolongar las esencias del clan). Leporello (el criado de Don Giovanni) se convierte en el típico acoplado en la casa familiar. Zerlina y Masetto, dos jóvenes amantes que sufren amargamente las intromisiones del libertino. “Me interesaba mostrar una forma de vida muy anquilosada cuyo orden Don Giovanni se propone romper”.

Como dice Tcherniakov, los que más disfrutarán de este montaje son los grandes conocedores de la obra (por aquello de las referencias). En el mismo grupo también se encontrarán seguro los que más la criticarán (por lo de las esencias).

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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