Israel y Palestina, un guion de Oscar
Dos películas críticas con la ocupación de los territorios optan a la estatuilla al Mejor documental El director de una de ellas fue retenido por la policía al llegar a EE UU
Dos largometrajes producidos en parte por Israel y críticos con la ocupación de Palestina, Cinco cámaras rotas y The gatekeepers,se enfrentan este año en la categoría de mejor documental en los Premios Oscar que la Academia de cine estadounidense entregará el próximo domingo. Ambos recogen puntos de vista que en principio parecen opuestos, el del ocupador y el del ocupado. Frente a los poderosos exdirectores del Shin Bet, la agencia de seguridad interior de Israel, que protagonizan uno de los documentales, se encuentran los habitantes de una pequeña villa amenazada en Cisjordania, el tema del otro. Inesperadamente, ambas producciones llegan a una conclusión muy similar: la de que la clase política de Israel ha desaprovechado la oportunidad de hacer de los palestinos compañeros en la paz.
“Ganamos cada batalla, pero perdemos la guerra”, dice Ami Ayalon, director del Shin Bet entre 1996 y 2000, en The gatekeepers, una coproducción entre Israel, Francia, Bélgica y Alemania, dirigida por Dror Moreh. El largometraje une las voces de seis exdirectores de la agencia que, retirados, confiesan un profundo desencanto con la clase política y el futuro de la ocupación. El Shin Bet se creó en 1949 para garantizar la seguridad del Estado. Tras la guerra de 1967, y la ocupación, comenzó a operar en territorios palestinos. Reclutó a informantes árabes, y planificó y ejecutó ataques contra radicales islámicos.
Que esos seis exdirectores del Shin Bet hayan participado en el documental es en sí toda una gesta. Hasta hace bien poco, cuando ocupaban el cargo, se les conocía por una inicial, y su identidad solo se revelaba cuando se apeaban. “Cuando abandonas este trabajo, te conviertes un poco en un izquierdista”, confiesa en el documental Yaakov Peri, director de la agencia entre 1988 y 1994.
Los entrevistados en The gatekeepers ven los problemas de Israel en términos relativos, en escalas de gris. Se quejan de que los políticos de los que dependen les piden retratos en blanco y negro. “Para otros [EL ENEMIGO] yo también soy un terrorista”, comenta Yuval Diskin, director de la agencia entre 2005 y 2011. “El que para uno es un terrorista, para el otro es un luchador por la libertad”.
En el otro extremo de la narrativa se halla Cinco cámaras rotas, documental producido a caballo entre los territorios palestinos, Israel y Francia y codirigido por el israelí Guy Davidi y el palestino Emad Burnat. Este último llegó a Los Ángeles el martes para participar en la ceremonia de entrega de los Oscar, y fue retenido temporalmente por los servicios de inmigración de Estados Unidos, junto a su esposa y su hijo de ocho años. Quedó en libertad pronto, pero a activistas como Michael Moore no se les pasó por alto el hecho: “Al parecer los agentes de Inmigración y Aduanas no podían entender cómo un palestino puede ser finalista al Oscar”, se quejó en Twitter Moore, que logró el Oscar al mejor documental por Bowling for Columbine.
Burnat obtuvo una cámara de vídeo en 2005, justo cuando el Ejército de Israel comenzaba la construcción del llamado muro de seguridad en la villa de Bilin, a la que quería separar del asentamiento judío de Modiin Illit. Los residentes palestinos de Bilin vieron peligrar muchas de las tierras que emplean, sobre todo, para el cultivo de olivos, y decidieron protestar cada semana. Burnat grabó esa campaña de desobediencia civil durante varios años, en los que hubo cargas policiales, heridos y algunas muertes. En el camino se le rompieron cinco cámaras, las que dan título al documental.
“Lo que en Bilin nos gustaría que sucediera con este documental es que la comunidad internacional vea por lo que nos hace pasar Israel”, asegura Mohammed Khatib, de 38 años, uno de los protagonistas de la película, detenido varias veces. “Que vean el aislamiento, que vean cómo es la ocupación, y que hagan presión sobre sus Gobiernos”. Posteriormente se añadió Davidi, un director israelí que le propuso condensar sus horas de grabación para dar forma a una historia que es más una narración subjetiva y un alegato político que un documental al uso. Burnet y los otros residentes de Bilin cuentan sus años de lucha y rebeldía, con el momento crucial de 2007, en que la Corte Suprema de Israel ordenó al Ejecutivo cambiar el trazado del muro para preservar el lugar que los palestinos consideraban que era suyo por derecho.
Ambos compiten en su categoría contra La guerra invisible, otro filme con tema bélico, en su caso la investigación de las múltiples violaciones a soldados en el Ejército estadounidense; How to survive a plague, sobre la lucha contra el sida, y Searching for sugar man, la vida del rockero de Detroit Sixto Rodríguez, que se estrena mañana en España. Todos participan en una ceremonia que cambia de nombre. Los Premios de la Academia abandonan su nomenclatura oficial y se denominan los Oscar. Porque Oscar es el apelativo popular, pero la gala se bautizaba hasta ahora con su número de edición y el término oficial: es decir, este domingo se celebran los 85º Premios de la Academia. El coproductor de la gala Neil Meron asegura que al menos este año se saltan la oficialidad y se denominarán los Oscar 2013. O sencillamente, los Oscar. Lo que no quiere decir que sea una decisión inamovible: Teni Melidonian, portavoz de la Academia, lo ha confirmado para este año, pero ya verán en 2014.
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