Sharon Sapienza, la bailaora que llegó de Malta
Se volcó en la promoción de artistas y espectáculos de danza flamenca
El primer amor de Sharon Sapienza fue el ballet clásico, aunque después se interesó por la danza contemporánea y el estilo de Martha Graham. Bailaora, coreógrafa, productora y representante de artistas flamencos, Sapienza (La Valeta, Malta, 1974) había sido sometida a una compleja dolencia del corazón recientemente. El pasado 13 de febrero falleció a consecuencia de esa dolencia cardiaca.
Vino a Sevilla con apenas 18 años buscando ampliar horizontes, e hizo un primer curso de verano con María Mercedes León, que le insistió en que se tomara en serio el flamenco; desde entonces la apodaron La Dorá por su rebelde pelo rubio y ensortijado. Había sentimentalmente ya adoptado a Sevilla como su segunda patria chica y en esa ciudad se casó. Era la fundadora de la empresa Sonakay, con sede en la calle Castilla del barrio de Triana en Sevilla, dedicada a la promoción de artistas y espectáculos de danza española y baile flamenco; había iniciado sus estudios de danza española en la Fundación Cristina Heeren.
La última producción de Sapienza, donde se ocupó también de la dirección artística, fue Mudanzas boleras, con los bailarines Francisco Velasco y Sergio Bernal como invitados y donde este último hacía el papel de El Majo dentro una coreografía histórica de la Escuela Bolera. Sharon Sapienza había aprendido ella misma los llamados bailes de palillos en la academia de Matilde Coral (Sevilla, 1935) y con José de Udaeta (Barcelona, 1909 - 2009); también la maltesa se ocupó de organizar los últimos conciertos de castañuelas y conferencias de Udaeta.
Sharon Sapieza se instaló en Sevilla hace dos décadas y estrechó una gran amistad con el maestro Antonio Farruco y toda la saga de artista de ese apellido, iniciándose como representante de artistas con ellos y la obra Los Farruco, a principios de los noventa. Una colaboración que tuvo su último destaque en la pasada Bienal de Sevilla con el espectáculo de Rosario La Farruca, que volverá a la escena del Teatro Lope de Vega sevillano el próximo día 4 de marzo en un homenaje póstumo a su amiga y productora, que durante años, también se ocupó de artistas como Maite Martín, Soraya Clavijo, Alicia Márquez, Isabel Bayón y especialmente de Belén Maya, participando en la gestación de obras como Dibujos y La voz de su amo. Otros artistas que cuidó fueron Lidón Patiño, Rocío López y Guadalupe Torres. En 1998, Sharon fue coautora de un libro conmemorativo sobre Farruco.
En sus inicios organizó las obras y giras internacionales de artistas como Juan y Pilar Ogalla, y creó el Larachí Flamenco de Sevilla, que ya ha llegado a su 12ª edición y tiene una sucursal estable en París, además de presentaciones puntuales en Madrid y Malta. En su interés por descubrir y promocionar a jóvenes talentos del baile flamenco, aupó a artistas como Ana Morales y fue la productora original de una todavía adolescente del barrio de Triana, Rosario apodada La Tremendita, hoy ya toda una figura en ascenso.
Sapienza fue la impulsora de una vertiente de arte flamenco en la isla de Malta, llevando regularmente espectáculo de danza española al Teatru Manoel, el tercer coliseo en activo más antiguo de Europa, generando una creciente afición por el baile y el cante flamencos. Allí presentó en 1996 a Los Farruco y en 2001 su espectáculo Soniquete flamenco.
Pocos días después de su fallecimiento aún se podía ver en su perfil de Facebook una vista apaisada de su Malta natal, es un casi dramático atardecer rojizo y oscuro que recuerda los cuadros que Caravaggio pintó y dejó en esa isla y que ella conocía a profundidad. Mujer vitalista y de enorme sensibilidad, generosa y entregada al arte en que creía, Sharon era muy querida de toda la profesión. También formaba parte de la junta directiva de la Asociación Andaluza de Empresarios del Flamenco (ASAEF).
Babelia
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