“Donde hay dinero hay corrupción”
Anne Holt presenta en BCNegra una novela sobre el maltrato infantil En 'Lo que esconden las nubes negras' los atentados de Utoya sirven como telón de fondo
Sander, un niño de ocho años, con trastorno por déficit de atención e hiperactividad, muere en su casa de Oslo al caer de una escalera. ¿Es solo un accidente doméstico? Ese mismo día, el 22 de julio de 2011, los atentados terroristas de la zona de los ministerios y de la isla de Utoya conmocionan a Noruega y al mundo entero. La nueva novela de la escritora noruega Anne Holt, Lo que esconden las nubes oscuras (Roca Editorial), aborda el tema del maltrato infantil y tiene como telón de fondo permanente la masacre y el impacto que supuso en Noruega, tanto a nivel individual como colectivo.
“Lo que pasó en julio de 2011 fue una experiencia extremadamente trágica para todos los noruegos, pero creo que no parecen haber aprendido y ni siquiera reflexionado sobre lo que pasó”, dice Holt. “Se reforzaron las medidas de seguridad en edificios públicos y de los políticos, y durante unas semanas, como describo en la novela, la gente en la calle se saludaba y hablaba, algo muy infrecuente porque los nórdicos son muy reservados. Pero fue efímero, lo único que ha aprendido de verdad la sociedad noruega es que cualquier cosa puede aparecer en cualquier momento”.
Lo que esconden las nubes es la quinta y última novela de la serie protagonizada por el policía Yngvar Stubbo y por su mujer Inger Johanne Vik, psicóloga e investigadora que había trabajado como profiler para el FBI. En esta ocasión no trabajan juntos. Él está, como casi todos sus colegas, en el asunto de los atentados, y ella, que estaba invitada a cenar en casa de sus amigos Ellen y Jon, los padres del niño muerto, está convencida, de que ha sido un accidente. Sin quererlo se ve involucrada en la angustiosa historia.
El novato agente Henrik Holmes es uno de los logros de la novela. En medio del caos reinante por los atentados, es el único que piensa que la muerte del pequeño Sander no está clara, que no ha sido un accidente, que se trata de algo relacionado con el maltrato infantil. Es él quien logra convencer a Vik de que el niño no se ha caído simplemente de la escalera.
Es una pena acabar con una serie tan interesante como la de Stubo y Vik, pero Holt es tajante. “Planifico mis series, antes de empezarlas decido cuantas novelas tendrán. En este caso, eran cinco. A mi editor no le gustó, pero así es la literatura”. ¿Podría el tímido y a la vez atrevido Holmes protagonizar otra serie? “Aún no lo sé, pero sí es seguro que aparecerá en otras novelas”.
Holt maneja bien la reflexión sobre el maltrato infantil a través de un inquietante intriga. La historia de Sander es conmovedora. Un día, aparece con un brazo roto; el otros, con un ojo hinchado; al siguiente con magulladuras… Los niños se caen, se golpean, dicen los mayores y el remacha: “Son simples bagatelas”.
“Es un tema opaco. Sabemos que existe el maltrato, nos repugna, pero miramos hacia otro lado. Además, los niños son muy leales a sus padres y, aunque usen la violencia contra ellos, los lazos del amor son muy intensos. Diferente es el abuso sexual, en el que los cambios psicológicos que sufren son más evidentes”.
Anne Holt (Larvik, 1958) tiene una larga trayectoria. Abogada y periodista, trabajó con la policía noruega y fue ministra de Justicia durante un breve periodo de tiempo. Dice que estos trabajos no han influido en su narrativa. “La verdadera experiencia me viene de la edad, de mis 54 años, de 19 novelas escritas, de que ha hablado con mucha gente. Afortunadamente, soy una escritora reconocida en mi país y cuando investigo un tema todo el mundo me quiere ayudar”.
Se cumplen 20 años de su primera y reveladora novela, La diosa ciega, publicada en Noruega en 1993. Sorprende su argumento, como sorprendieron las novelas de Sjöwal y Wahlöö, las de Henning Mankell o la trilogía de Stieg Larsson. Narra las dificultades de la policía para encontrar pruebas que le permita desentrañar las actividades de una organización de tráfico de drogas en la que están implicados importantes abogados e incluso un secretario de Estado de Justicia. Parte del botín obtenido va a parar a los servicios secretos, pero solo parte.
Como siempre, desde el sur sorprende que estas cosas puedan pasar, aunque sea en clave de ficción, en el norte. “No es probable que esto pase en Noruega pero sí es posible”, matiza los dos verbos, porque hay algo definitivo: “Donde hay dinero hay corrupción”.
Babelia
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