Una gala a medida de François Ozon
'En la casa' de François Ozon parte como favorita para llevarse el Goya a mejor film europeo La británica 'Shame', de Steve McQueen, es la única película no francesa entre las candidatas
En la Academia del Cine aún sigue esperando a que alguien recoja un goya a la mejor película europea. De esos que un presentador dice: “En su nombre la Academia recoge la estatuilla”. Hasta hace poco tiempo, ese cabezón era uno de los menos apreciados. Y sin embargo, se la han llevado The queen, The artist, El discurso del rey, Contra la pared, Slumdog millionaire, y a la gala han acudido Christian Mungiu (que se lo llevó con Cuatro meses, tres semanas, dos días), Laurent Cantet, Jacques Audiard, Tomas Alfredson… Solo Stephen Frears lo ha ganado en dos ocasiones (con The queen y Café irlandés), y el Reino Unido, con siete goyas, encabeza el listado de países ganadores de un premio que se empezó a entregar en 1992, en la séptima edición de los galardones de la Academia. En aquella ocasión ganó Indochina, de Régis Wargnier.
Todo lo anterior viene a cuento porque en esta edición hay tres películas francesas: el taquillazo de 2012 Intocable, de Eric Toledano y Olivier Nakache; De óxido y hueso, de Jacques Audiard, y la Concha de Oro de San Sebastián En la casa, de François Ozon. La británica Shame, de Steve McQueen, parece el convidado de piedra de un banquete que parece hecho a medida de Ozon.
Porque la Academia no suele escoger películas taquilleras. En España Intocable ha recaudado 15,8 millones de euros (según datos del ICAA) y la han visto 2,4 millones de espectadores. En Francia vendieron 19 millones de entradas, y en Alemania 8,5 millones. En todo el mundo ha superado los 280 millones de euros, una barbaridad para una comedia con actores desconocidos para el gran público fuera de Francia (François Cluzet es uno de los grandes, pero en círculos cinéfilos). En España, solo un puñado de personas intuyeron el fenómeno: por un lado, el equipo de su distribuidora, A Contracorriente, encabezado por su director, Adolfo Blanco; por otro, José Luis Rebordinos, responsable del festival de San Sebastián, que la programó como su película de clausura en el Zinemaldia de 2011. La relación entre un rico parapléjico y un chaval surgido de los arrabales parisienses ha enganchado con el gran público de una manera brutal, y de ahí esos opíparos 280 millones de euros.
Shame, de Steve McQueen, es demasiado artística probablemente para los votantes de la Academia de cine. Ganadora de tres premios en Venecia, el descenso a los infiernos del personaje que encarna Michael Fassbender no tiene muchas posibilidades en los Goya. La pareja McQueen / Fassbender es espléndida, pero no para esta fiesta.
De óxido y hueso es otra muestra de talento de Jacques Audiard. Sin embargo no ha tenido la repercusión crítica y taquillera que se esperaba tras su increíble Un profeta, y eso que Marion Cotillard crea un hermoso personaje –de lo mejor de su carrera– en este drama que canta el amor libre y salvaje por encima de convencionalidades… una posible metáfora del cine de Audiard. Por cierto, su estreno es muy reciente y probablemente muchos académicos no la hayan visto.
Finalmente, la favorita, En la casa, de François Ozon, justa ganadora de la Concha de Oro de San Sebastián, uno de los grandes títulos europeos del año, basada en la obra de teatro de Juan Mayorga El chico de la última fila. La extraña relación entre un profesor y su alumno más brillante deriva en una aguda reflexión sobre qué es arte y en cómo se crea. Ozon, capaz de lo mejor y de lo peor, entra aquí sin filigranas y cierto humor en esa relación maestro / pupilo abocada a la mutua destrucción.
¿Por qué tres francesas? Porque las películas no son enviadas por las academias nacionales de cine, sino que son elegidas entre las estrenadas en el periodo de selección de los Goya. Y así salen las mejores –habitualmente– por encima de nacionalidades o campañas.
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