Vittoria Ottolenghi, enciclopedia del ballet
La crítica italiana creó novedosos formatos para promover la danza
La decana de los críticos y estudiosos de la danza italianos, Vittoria Ottolenghi, murió en Roma el 10 de diciembre a los 88 años. Había nacido en esa misma ciudad en 1924 y estudiado en el legendario Liceo Visconti contemporáneamente al crítico de arte Mario Praz y otras celebridades de la cultura italiana del siglo XX. De ascendencia judía, sufrió persecuciones durante el período fascista y participó en la Resistencia. Procedía de una cultivada familia y su hermana, Carla Bizzarri, fue una conocida actriz de teatro y cine. Ottolenghi fue una gran amiga del bailarín ruso Rudolf Nureyev (sobre quien escribió el libro de recuerdos: Nureyev: Confesiones").
Durante diez años, Ottolenghi trabajó en la monumental e imprescindible Enciclopedia dello Spettacolo, titánico esfuerzo por crear un catálogo comprensivo del conocimiento sobre las artes escénicas, y ya en 2009 apareció su último libro, en cierto sentido relacionado con este primero, sobre las diversas formas del travestismo en la escena, hecho en colaboración con varios autores. Leyenda viva, escribió muchos libros, entre ellos sus memorias, Tutti buoni (1995). Sus seminarios de análisis de la danza sentaron cátedra y fueron un hito en el estudio teórico, realizándose periódicamente en el Teatro Romolo Valli de Reggio Emilia, el Teatro de la Ópera de Roma y el Teatro San Carlo de Nápoles. En la Piccola Scala de Milán creó varias de sus conferencia-espectáculo bajo el título Il perfecto ballettofilo, formato que llevó también a la Academia Filarmónica Romana.
Su primer programa de televisión de danza fue la Maratón de Verano, que se convirtió, contra todo pronóstico, en un éxito masivo y duró varios años. Junto a la productora y guionista Vittoria Capelli creó el espectáculo Las Divinas en la plaza dei Miracoli de Pisa en 1987 (donde estuvieron presentes entre otras Margot Fonteyn, Carla Fracci, Alicia Markova y Pilar López), dando inicio a un género de gran programa de ballet que presentó también en Mantua y Nápoles y que finalmente, con el título de Los Divinos, llevó a la plaza Mayor de Madrid en 1993. Allí, arropados por el Ballet Nacional de España, bailaron Julio Bocca, Joaquín Cortés, Antonio Márquez y Nacho Duato. Esos programas divulgativos de danza y ballet para la RAI se retransmitieron todos por Eurovisión.
Ottolenghi fue crítica titular de varios periódicos y revistas, entre ellos, Il Mattino, Il Resto del Carlino, L'espresso, La Stampa, Paese sera, Dance Magazine USA y Balletto Oggi. También trabajó un decenio junto a Gian Carlo Menotti en los programas del Festival de Dos Mundos de Spoleto.
Con un verbo lúcido hasta la transparencia y una cultura verdaderamente cosmopolita y prismática, Ottolenghi concebía la crítica de danza como un ejercicio que debía conciliar el buen periodismo con el análisis estético; su crónica podía tener sutiles giros irónicos pero siempre con suprema elegancia.
Hace escasos meses, atenazada por la crisis y la especulación inmobiliaria, Vittoria Ottolenghi se vio obligada a subastar su patrimonio y abandonar su casa al lado de la plaza Venecia, en el centro neurálgico de Roma. Sus legendarios departamentos con la gran terraza interior de un palacio del siglo XVII, donde recibió a todo el mundo de la danza, guardaban un tesoro de archivos, biblioteca, obras de arte y recuerdos del ballet.
En 1972 obtuvo el premio Positano por promover el ballet en Italia, y cuando se le preguntó por qué se había dedicado a esto respondió: “Amo la danza porque es una de las grandes y más elevadas actividades humanas, con ella podemos transmitir desde la soledad hasta la esperanza”.
Babelia
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