Mickey Baker, versátil guitarrista estadounidense
Vendió más de un millón de copias de ‘Love is strange’
Mickey Baker, que murió el 27 de noviembre a los 87 años, fue uno de los guitarristas más versátiles y prolíficos de su época. En la década de los cincuenta, cualquier productor que se dedicara al rock o al rock and blues en Nueva York tenía a Baker en su agenda. Este tocó en un sinnúmero de sesiones para sellos como Atlantic y Savoy, acompañando a grupos como los Drifters, los Coasters, y a cantantes de blues tales como Champion Jack Dupree, Nappy Brown y LaVern Baker. Entre los muchos éxitos a los que hizo aportaciones originales y notables se encuentran He treats your daughter mean, de Ruth Brown; I’m hog for you, de los Coasters, y Shake, rattle and roll, de Joe Turner.
Inspirado en el exitoso modelo del guitarrista Les Paul y Mary Ford, formó un dúo con la cantante Sylvia Vanderpool —quien más tarde cambió su apellido a Robinson—. La grabación de Love is strange, de Mickey y Sylvia, se convirtió en un éxito con un millón de copias vendidas entre 1956 y 1957. Baker, nacido en Louisville (Kentucky, EE UU) en 1925, pasó una parte de su juventud por diversas instituciones de acogida, de las que se escapaba para ir a Nueva York, donde trabajó en unos billares durante un tiempo. “A los 19 años más o menos”, recordaría más tarde, “decidí llevar a cabo un cambio en mi vida. Aunque todavía fregaba platos, decidí que quería ser músico de jazz”.
Durante la época en la que lanzaron Love is strange, él y Vanderpool abrieron un club nocturno, pusieron en marcha una editorial y, en general, intentaron tomar las riendas de sus vidas artísticas mucho más de lo que por aquel entonces era posible para los artistas negros. Pero su relación personal era tormentosa y Baker estaba cansado de tocar música ligera para adolescentes. A principios de los sesenta se mudó a Francia. Durante los siguientes 15 años trabajó como arreglista y publicó un curso de guitarra de jazz en dos partes, un manual para arreglistas musicales y otros trabajos relacionados con la enseñanza de la música. También acudió a visitar a músicos de jazz como Coleman Hawkins o grabó álbumes muy aclamados con sus compañeros expatriados, entre los que se destacaban Dupree —que se encontraban en Inglaterra— y Memphis Slim.
En los setenta el gusto del público que acudía a escuchar jazz europeo estaba cada vez más apegado a formas musicales más antiguas. Para el álbum Mississippi delta blues, grabado en 1973 con el guitarrista Stefan Grossman, Baker escribió arreglos de cuerda en sintonía con el venerable blues de la década de los treinta, que a veces otorgaba un tono orquestal muy convencional, pero que también podía servir para pintar un telón de fondo impresionista, inspirado en compositores como Krzystof Penderecki y Jannis Xenakis.
El álbum no fue acogido con mucho entusiasmo, quizá porque, como señaló Baker, “fue contra los principios de los puristas del blues… Deliberadamente elegimos ignorar esa mentalidad”. Cuando se relanzó en 2004, el productor del álbum, Philippe Rault, observó: “Baker no es un artista de jazz del montón. Es autodidacta y su espíritu y determinación le han ayudado a crear una visión musical propia, ajustada a sus propios términos”.
Su siguiente álbum incluyó The blues and me, Up on the hill, Blues and jazz, Guitar and jazz-rock guitar; estos dos fueron los últimos trabajos que hizo para el sello Grossman’s Kicking Mule, pero todavía grabó alguna pieza más en el último tercio de su vida.
© Guardian News & Media 2012.
Babelia
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