Galerías de Nueva York, anegadas tras el paso de Sandy
El MoMA por publica un manual de urgencia en su web para dar instrucciones sobre cómo salvar las obras de arte amenazadas
Una fila de sillas de diseño cubiertas de barro en la calzada, flanqueadas por cajas de madera rotas y contenedores de obras atestados. Esta era la escena el jueves por la mañana a las puertas de Eyebeam en la calle 21 entre la avenida 10 y el río Hudson, con un atronador ruido de fondo provocado por los generadores eléctricos apostados en las acera. Si se hubiera tratado de una instalación, la insólita pieza vendría firmada por Sandy, la tormenta tropical que cargó contra Nueva York el pasado lunes y que ha destrozado los almacenes, oficinas y espacios de exposición de un buen número de galerías en el exclusivo distrito de Chelsea. “Llevamos desde el martes limpiando y aún nos queda. No sabemos cuando podremos abrir de nuevo”, explicaba Jim O’Shea, uno de los afectados.
En el preludio de la tormenta, las calles de Chelsea próximas al río fueron declaradas zona de evacuación por las autoridades. Como ya ocurrió el año pasado cuando el huracán Irene amenazó la ciudad, las galerías tomaron medidas, pero claramente nadie esperaba lo que llegó. Los sacos de arena que la galería de David Zwiner o Paola Cooper, entre muchas otras, colocaron a las puertas de sus locales, no lograron contener la crecida de las aguas cuyas marcas, aún visibles en las paredes cuatro días después, superaban el metro y medio. Zwiner que tenía prevista la inauguración de una exposición de Luc Tuymans y Francis Alÿs esta semana, no sólo ha tenido que cancelar, sino que sus empleados, aún se afanaban por limpiar el destrozo el sábado, seis después de la tormenta, y trasladar en algunos casos las piezas que han podido ser rescatadas a los propios autores. Aún les queda tarea.
De las tres galerías que tiene en Manhattan –dos de ellas en Chelsea– el poderoso Larry Gagosian declaró el miércoles que su local de la calle 21 sí estaba inundado, mientras que el de la calle 23 apenas había un par de dedos de agua. Nadie ajeno al equipo de Gagosian entró para comprobarlo. “Gracias a dios que nos previnieron, porque colgamos los cuadros mucho más arriba en la pared”, declaró el galerista a The New York Times el martes.
El corte de electricidad, bloqueó las cortinas metálicas herméticas lo que complicó el acceso algunos de los modernos espacios de Chelsea. Sin electricidad desde el lunes por la noche hasta el viernes, las labores de limpieza y evaluación de los daños ha habido que hacerlas aprovechando la luz del día y en plena calle, con todos los empleados de las galerías calzados con botas de aguas y guantes, intentando mantener una actitud discreta y a la prensa alejada.
A medida que se achicó el agua y llegaron los generadores, el interior de las galerías se fue llenando de improvisadas mesas de secado donde se colocaron las obras de papel, tras sacarlas de sus marcos. En la calle 22 el jueves aún se iban sacando piezas de la galería Andrew Kreps, CRG y Matthew Marks para ser fotografiadas y tres grandes camiones de Cadogan Tate, empresa de transporte de arte, aguardaban aparcados.
Nadie ha querido dar muchos detalles sobre el destrozo sufrido, porque además de las obras, (muchas de ellas almacenadas en los sótanos inundados, algunas expuestas y otras pendientes de ser recogidas por los compradores), están los archivos de clientes y artistas, libros y papeles administrativos, vitales en el negocio. Los trámites con las aseguradoras serán complicados y todos guardan silencio. En un negocio basado en buena medida en el caché y la apariencia, el agua parece haber actuado como un corrosivo disolvente.
En el Lower East Side (una de las zonas afectadas por las inundaciones pero en menor medida que Chelsea) las galerías han permanecido a oscuras toda la semana pasada y no han abierto sus puertas. Otro de los puntos negros en el mapa de catástrofes artísticas resultado de Sandy son los estudios de artistas y espacios de Red Hook en Brooklyn, una zona pegada al río que ha quedado devastada tras la tormenta. Los antiguos edificios industriales y portuarios transformados en la última década en impresionantes espacios de trabajo y exposición para artistas han quedado totalmente inundados.
El Upper East Side, otro núcleo de potentes galerías en Nueva York, no ha sufrido ningún daño, ni siquiera cortes de luz. A pesar de ello Southeby’s cuyas oficinas se encuentran allí, decidió la semana pasada retrasar dos días, hasta este jueves, la subasta de arte moderno e impresionista. El MoMA por su parte ha publicado un manual de urgencia en su web [ver en PDF] para dar instrucciones sobre cómo salvar y recuperar dentro de lo posible piezas que han quedado dañadas por el agua y también tenía previsto celebrar el domingo un coloquio de acceso gratuito, para abordar este mismo asunto.
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