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Jodorowsky nunca descansa

Un libro recorre la carrera cinematográfica de este creador abierto a cualquier arte, y que ha vuelto a ponerse tras las cámaras con su la versión fílmica de sus memorias

Gregorio Belinchón

Alejandro Jodorowsky no parece tener fin. A sus 83 años el artista chileno, nacionalizado francés en 1980, sigue en activo. Y ahora monta La danza de la realidad, filme que ilustra la primera parte de sus memorias. La rodó en Chile este verano, en Tocopilla, su pueblo natal, con algunos de sus hijos como actores y tras 23 años alejado de la dirección. "Impresiona su capacidad de trabajo, la sensación que desprende de ser mucho más joven". Habla Diego Moldes, autor de Alejandro Jodorowsky (Ed. Cátedra), un soberbio y completo libro que indaga en la obra cinematográfica del creador. "Lo conocí hace unos ocho años. Yo firmaba en una caseta de la madrileña Feria del Libro, y él estaba en otra, firmando su manual sobre psicomagia. Empezamos a hablar, le compré su libro y conectamos. Posteriormente sus películas aparecieron en EE UU, y medié para que aparecieran en España".

Moldes reconoce que no era el cine que más le interesaba -él había escrito sobre Vértigo-, pero que sus películas le desbordaron. "Me fascina su facultad de imaginación, algo que valoro en cualquier artista. De hecho, estoy seguro de que necesitaría más vidas para plasmar todo lo que pueda aportar. Por ejemplo, es el escritor en lengua española con más seguidores en Twitter. Lo más increíble es cómo ha compaginado cine, teatro, y yo creo que sus novelas son lo mejor de su obra, cómics, espectáculos... En España se le conocía antes más por sus tebeos, ahora por su psicomagia. Estos días me ha escrito desde París, emocionado con el montaje, hablando de su película de una manera que me suena a que ha filmado su propio Amarcord. Dice que lo que ha rodado no sabe si es bueno o malo, pero que es desde luego lo más diferente que puedes encontrar. Y que no se parece en nada, ni siquiera a su propio cine".

Jodorowsky ha dirigido seis películas: Fando y Lis (1967, basada en la obra de Fernando Arrabal (con quien en París había creado un lustro antes el Movimiento Pánico); El topo (1970), que le da la fama internacional; La montaña sagrada (1973); Tusk (1980); Santa sangre (1989) y El ladrón del arcoiris (1990). Por el camino quedaron los cinco años dedicados a Dune, que estuvo a punto de dirigir con diseños de Moebius. De los 3.000 dibujos que creó el francés nació el cómic El Incal, la primera de sus colaboraciones. En los curiosos giros que da la vida de Jodorowsky está que en 1990, tras ver el estreno en Roma de Santa sangre, Fellini vendió a Jodorowsky el guion de Viaje a Tulum, en el que el propio Jodorowsky aparece como personaje, y que narra el viaje de Fellini a México en busca de un chamán. El guion de Viaje a Tulum fue convertido en cómic por Milo Manara, que ya había colaborado con el chileno. "Tiene una energía digna de admirar. Es más, desde que dejó el cine, su obra se ha diversificado de manera increíble".

Moldes asegura que crea "la forma simbólica de un estilo o el estilo simbólico de una forma". En el libro, usa una cita del antropólogo Gilbert Durand para definir: "El símbolo es, pues, una representación que hace aparecer un sentido secreto; es la epifanía de un misterio". Otra de sus características es la "coincidentia oppositorum", un espíritu contradictorio, voluntariamente contradictorio, que abre las lecturas. Moldes también hace en su obra un listado de los aspectos definitorios del cine del chilenofrancés: "Su libertad creativa y la expansión sin límite de la imaginación simbólica; la relativización de la verdad; la ruptura del discurso cinematográfico tradicional; rechazo del cine narrativo lineal; estilo de filmación clásico; empleo de lo pánico; saltos al interior del personaje, o temáticas de la Nueva Era".

En México, donde vivió de 1960 a 1974, Jodorowsky conoció a Moebius (en realidad, fue Girard el que fue a buscarle) y a Roberto Bolaño. "Como siempre le ha ocurrido en su vida, él conecta rápidamente con la gente joven. Siempre ha sabido estar en su sociedad y en su momento. Lo extraño es que en España es poco conocido. En Estados Unidos o Canadá, es un mito, su obra es de culto. Puede que su trabajo tan imaginativo y tan alejado de la realidad choca con viejas educaciones españolas, más secas".

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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