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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Realidad desesperanzadora

Dijo una vez Woody Allen, cuando le preguntaron si le preocupaba el futuro, que para él era lo mas importante, pues el futuro era lo que le quedaba por vivir. Nada más cierto. Para quienes trabajamos en el sector cinematográfico, nuestro futuro es hoy incierto. Todos sabíamos que iba a haber cambios en la forma en que se iba a producir y comercializar el cine español. Y no nos asustamos. Pero esos cambios no han llegado, ni siquiera se ha anunciado en qué consistirán, y sin embargo se está desmantelando el sistema anterior.

 Hoy vivimos con un pie en el pasado (Ley del 2007) y con el otro pie en el aire, con el abismo como suelo. Son tantos los modelos de los que nos hablan, que ya no sabe uno a qué atenerse. Que si mecenazgo, que si desgravaciones fiscales, que si cambios en las ayudas a las amortizaciones de la producción... ¿Quiere este gobierno que haya una cinematografía española sólida, competitiva y rentable? Si la respuesta es sí, manos a la obra y veamos qué vías se pueden seguir. Ante todo dejar claro que las ayudas públicas han de seguir. Sin reducción, para cumplir los compromisos adquiridos por la Administración con las ya devengadas en años anteriores. Por mucho que duela a algunos, no existe en el mundo ninguna cinematografía sin ayudas públicas. Además, hay que apostar por unas desgravaciones fiscales competitivas para que la producción pueda avanzar. Las actuales son insuficientes (los poderes públicos lo reconocen) e ineficaces. Y ahora se habla de que podría revertir a la producción parte de la economía que genera la propia industria, de forma que esta se autofinanciara. Magnífica posibilidad (puesta en práctica en el modelo francés y en algún otro), y una vieja aspiración del cine español que, ya en tiempos de Solchaga como ministro de Hacienda se propuso y se desestimó por el sistema fiscal español de caja única. Es imprescindible un apoyo claro hacia las televisiones públicas y privadas para que se impliquen cada vez más con el cine español. La realidad, hoy en día, ya no puede ser más desesperanzadora. No sabemos hacia dónde hemos de dirigir nuestro futuro, y nuestro presente ha sido dura e inútilmente dañado desde todos los frentes (IVA desmesurado, recortes tremendos en el ICAA, reducciones presupuestarias en RTVE...). Otra vez preguntaron a Woody Allen qué opinaba sobre la muerte. Contestó: “Estoy totalmente en contra”. Nosotros también. Los del cine estamos totalmente en contra.

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