Incongruencias

Mientras el gobierno declara oficialmente que en España el teatro y el cine no son cultura sino puro entretenimiento y que por ello deben soportar el IVA más alto, su propio Ministerio de Cultura premia cada año al cine y el teatro, el circo y la televisión, junto a otras actividades de similar corte. Hace unos días, por ejemplo, anunció que el Premio Nacional de Cinematografía ha recaído este año en la excelente diseñadora de vestuario Yvonne Blake, reconociendo así la labor cultural que se desarrolla desde las pantallas. En este reino de la confusión, el ministro de Cultura comparece en el Congreso para hablar del cine en términos económicos, y al parecer con datos que no corresponden a la realidad, según denuncian los empresarios de industrias culturales. Las cifras son comprobables objetivamente. No puede haber discusión en el tema.

Resulta grotesco que la clasificación de cultura o entretenimiento sea tan voluble por parte de las autoridades de turno. ¿No acuden los ministros a los festivales de cine extranjeros para que se les vea cuando hay películas españolas; no suelen ir también a los Oscar cuando hay ocasión; no protegen a los festivales de cine y teatro como medio de difusión cultural; no quieren hacerse siempre fotos con los famosos; no les dijo el ministro Wert a los cineastas españoles que él era uno de los suyos? ¿A quién beneficia tanta falta de coherencia? En unos días se inaugurará el festival de San Sebastián —con la consiguiente subida del IVA en el precio de las entradas—. ¿Qué representantes gubernamentales del entretenimiento estarán allí presentes? Entre otras actividades, en San Sebastián es donde se entrega físicamente el Premio Nacional de Cinematografía. ¿Quién dirá el discurso, el entretenimiento o la cultura?