Un fotógrafo en el frente de la esperanza
El doble reconocimiento del festival Visa pour l’Image de Perpiñán a Sebastián Liste descubre el trabajo social del joven profesional español
Hace escasos días, durante el festival de fotoperiodismo internacional Visa pour l'Image, el fotógrafo español Sebastián Liste tuvo que subir dos veces al estrado del Campo Santo de Perpiñán, sede de las proyecciones y de la entrega de premios. En dos ocasiones tuvo que decir gracias públicamente, en su inglés en vías de desarrollo. Y también por partida doble pudo escuchar un "¡bravo!" con acento francés y recibir el aplauso del público.
Ese doble reconocimiento le permitió recoger, de manos de Emilie Blachère, periodista y compañera sentimental del reportero Rémi Ochlik –fallecido en 2011 cuando cubría el conflicto de Libia–, el premio que lleva su nombre y que concede la ciudad de Perpiñán a los jóvenes reporteros gráficos. Y recibir, también, una de las prestigiosas becas que concede Getty Images para financiar reportajes documentales en curso.
Lo cierto es que a Liste (Alicante, 1985) le ha dado tiempo, pese a su corta edad, a viajar por varios países de diferentes continentes; a estudiar Sociología; a hacer un Máster de Fotoperiodismo y a obtener algunas de las becas más importantes de dicha especialidad. El suyo es un recorrido marcado por el apoyo, diríase orgánico, de una comunidad de expertos que han ido apuntalando cada etapa de su itinerario como fotógrafo.
Cuando se le interroga no muestra rastro alguno de vanidad, pese a que este español criado en Barcelona y asentado en Brasil es, posiblemente, el nuevo talento que más ha dado que hablar en Perpiñán este año.
En la localidad catalanofrancesa se expone su proyecto Urban Quilombo, sobre la infracomunidad Galpão da Araújo Barreto de Salvador de Bahía. En él retrata a un grupo de familias desestructuradas, dejadas de la mano de Dios –y del Estado–, que recuperaron una antigua fábrica de chocolate y ensayaron una alternativa a la vida callejera y la sociedad de consumo.
"El primer día que entré en contacto con esa comunidad, en 2009, me cautivó", explica el fotógrafo. "Me fascinó el hecho de que esas personas fueran capaces de transformar un entorno industrial en un hogar, un microcosmo con sus propias normas de conducta".
En su aproximación gradual a la comunidad de Barreto, Liste vio pobreza, pero también aspectos positivos. "Es gente que vivía en la calle hasta que decidió juntarse para sobrevivir, para tener una vida más digna", añade. "A pesar de sus penurias, varias familias intentaron vivir en un mismo espacio para apoyarse entre sí. Por ejemplo, para sacar a una niña de la prostitución o intentar que el marido de alguien se desenganchara del crack".
En 2011 el Gobierno desalojó a todos los inquilinos de la fábrica, destruyó el inmueble y los realojó a unos edificios nuevos, a un barrio a 40 km. de la ciudad de Salvador de Bahía. ¿Para que no molesten? "Claro, bien lejos, sin transporte, colegios, hospitales… totalmente aislados y más marginados aún de lo que estaban".
En su reportaje –inédito en España–, Liste elude hacer un inventario de miserias y muestra que también hay tiempo para hacer el amor, para festejar… sin ocultar la realidad. Porque dice estar convencido de que "no hace falta mostrar solo lo malo para saber que esa gente está jodida".
El fotógrafo alicantino trabaja ahora en la segunda parte del proyecto y en un reportaje que ha denominado The Brazilian Far West, "sobre el trabajo esclavo contemporáneo en el Amazonas", algunas de cuyas imágenes pueden verse en Internet en el diario sebastianliste.tumblr.com. Es un estilo muy diferente al blanco y negro contrastado de Urban Quilombo, aunque tiene un punto en común: "Frente a la terrible y creciente desigualdad de Brasil", dice Liste, "quiero reflejar también otra realidad esperanzadora: la de la gente que se junta para intentar superar las dificultades. No se trata de hablar siempre de drogas, prostitución y pobreza".
Babelia
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