Policía, juez, ejecutor
El futuro de la humanidad está lejos del ideal: los policías no solo detienen sino que juzgan y hasta ejecutan en una labor de tiránico pluriempleo, mientras el aspecto de nuestro devenir es el de una inmensa estación de autobuses de provincias, olor a orín incrustado, podredumbre sexual y moral, desconfianza en la mirada. Dredd, nueva adaptación cinematográfica del cómic Juez Dredd, pergeñado en 1977 por el guionista John Wagner y el dibujante español Carlos Ezquerra, tras la infumable versión de 1995 dirigida por Danny Cannon con Stallone, presenta en sus primeros minutos un panorama tan desolador en lo social como atractivo en lo cinematográfico. La descripción del mundo con voz en off, el uso de las tres dimensiones, el colorido y el compás de la música y de los efectos de sonido conforman un tercio inicial de cine que se huele, que se toca, que sorprende.
Dredd
Dirección: Pete Travis.
Intérpretes: Karl Urban, Olivia Thirlby, Lena Headey, Wood Harris, Jason Cope.
Género: acción. EE UU, 2012.
Duración: 95 minutos.
Pete Travis, director de múltiples miradas y estilos, no todos eficaces (en nada se parecen Omagh, En el punto de mira y esta Dredd), aprovecha asimismo un prometedor detalle de fondo para aplicar talento en la forma: esa droga llamada slow-mo(tion), que, cual cámara lenta audiovisual, ralentiza la actividad cerebral, da pie a imágenes ciertamente impactantes. Pero, superado el tercio inicial y el planteamiento dramático, la película se viene abajo, convirtiéndose en una olvidable película de acción de la que solo recordaremos su primera media hora.
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