La prostituta que inspiró a Shakespeare
Los enigmas sobre la vida de William Shakespeare siguen de moda. El último, la verdadera identidad de Lady Dark
El enigma Shakespeare continúa intrigando al mundo. El eterno debate sobre la verdadera identidad del dramaturgo se prolongó con la publicación de la biografía Contested Will: who wrote Shakespeare? de James Shapiro. El libro resta relevancia a las especulaciones sobre la autoría de Shakespeare, alegando que las suspicacias sobre su figura, que dudan que alguien tan insignificante históricamente pudiera haber escrito unas obras de tal envergadura, empiezan doscientos años después de la muerte del bardo, en una época en la que se empieza a asumir que la obra artística es un reflejo de la vida del autor. Por otra parte, el misterio sobre el aspecto físico del autor se avivó en 2009 cuando en una mansión aristocrática inglesa se encontró el que podría ser el único retrato de William Shakespeare. La pintura muestra a un hombre pulcro, refinado y sin pendiente en el lóbulo izquierdo, una imagen muy diferente de la que nos ha llegado hasta nuestros días.
El penúltimo enigma llega de los sonetos del autor. El personaje de ‘Dark Lady’, una irresistible dama casada, de tez y pelo oscuro, objeto de deseo del autor ha fascinado a los lectores desde hace siglos. Se ha buscado su identidad en personajes históricos o se ha visto como una mera metáfora sobre la fuerza opaca del deseo. Pero según Duncan Salkeld, especialista en Shakespeare de la Universidad de Chichester esta Dama Oscura podría haberse moldeado según una conocida prostituta del barrio londinense de Clerkenwell. El profesor en sus declaraciones al diario The Independent asegura haber encontrado documentos que podrían probar que Dark Lady fue en realidad una madame y prostituta conocida llamada "Lucy Negro" o"Black Luce".
Salkeld ha encontrado referencias de la gerente de burdel en el diario de Philip Henslowe, el dueño del Rose theatre que acogía la compañía rival a la de Shakespeare. La prostituta aparece registrada como inquilina de Henslowe. Estas menciones la relacionan con el mundo del teatro y por lo tanto hacen muy probable que conociera personalmente al bardo, que además tenía amigos y parientes en Clerkenwell.
Black Luce era una célebre proxeneta que se movía por diferentes estratos de la sociedad, recibiendo tanto a inmigrantes como a hombres de las altas esferas. Su nombre aparece en el registro de espectáculos obscenos de 1594 y su mala reputación aflora en varias obras dramáticas y textos literarios. Al contrario que sus empleadas, ella nunca fue perseguida por la justicia.
Los sonetos publicados en 1609 dentro de un volumen de poemas sigue siendo una mina de interrogantes sobre la vida amorosa de Shakespeare. Las incógnitas empiezan con la dedicatoria del libro a “Mr H.W” como inspirador de los versos (¿un amante, un colaborador literario?) y siguen con el bello joven protagonista de varios.
La presencia de Dark Lady en los sonetos del 127 al 152 presenta una relación turbulenta y carnal muy diferente a la domesticidad apagada de su matrimonio. Esa dama de los “ojos negros como el cuervo” le provoca al autor repulsión, lujuria, desesperación y celos cuando ella seduce a su joven amigo o se ve con otros pretendientes.
La irrupción de la meretriz Black Luce está lejos de disipar las intrigas en torno a los apasionados sonetos. Teniendo en cuenta la discusión que provoca cualquier detalle de la obra de Shakespeare, el hallazgo del profesor Salkeld no será la última conjetura sobre los estudiosos de la obra del genio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.