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Rebelión en el pabellón ruso de la bienal de Venecia

Una protesta de simpatizantes de las Pussy Riot protagoniza la entrega de premios de arquitectura del certamen

Simpatizantes del grupo Pussy Riot ante el pabellón ruso en la Bienal de Venecia
Simpatizantes del grupo Pussy Riot ante el pabellón ruso en la Bienal de VeneciaR.B.

Aunque España sonara como candidata para uno de los premios que la Bienal de Arquitectura de Venecia ha entregado hoy, finalmente no pudo ser. “Muy interesantes los proyectos, pero demasiado confuso el hilo conductor y sobretodo demasiado abigarrado el montaje”, indicaron fuentes del jurado, del cual también formaba parte la arquitecta Benedetta Tagliabue con estudio en Barcelona. En cambio han salido los demás nombres de la terna, Japón… y… Rusia, frente a cuyo laureado pabellón se han manifestado partidarias de la banda de rock Pussy Riot, de la que tres miembros han sido condenadas recientemente a penas de cárcel.

El galardón más sonado ha sido el de Japón, ganador del León de Oro al mejor pabellón nacional, con un amplio despliegue de proyectos sobre la reconstrucción post tsunami, comisariado por Toyo Ito. Rusia sólo tuvo una mención especial por su pabellón hipertecnológico, una especie de catedral hecha exclusivamente de códigos QR, que el público debe decodificar con su teléfono o aún mejor con uno de los iPad a disposición de quien tiene ganas y tiempo de hacer la cola.

Sin embargo, mientras el emocionado comisario Grigory Revzin recibía el premio, aplaudido por la crème de la arquitectura internacional, delante del pabellón de Rusia ya empezaban a oírse las consignas de un grupo de seguidoras de la banda anti-Kremlin Pussy Riot, que consiguieron superar a la carrera los varios retenes de la organización y la policía para plantarse con su pancarta delante del pabellón premiado, reivindicando libertad para sus compañeras, encarceladas en Rusia.

“Yekaterina Samutsevich, una de las tres Pussy Riot, recientemente condenada a pena de cárcel, asegura que el veredicto ha fortalecido su decisión de luchar para conseguir la destitución de Vladímir Putin”, explicaba una de las activistas. La policía decidió rodearlas para reducir al mínimo los daños mediáticos y la cosa terminó con grandes muestras de apoyo y simpatía del público hacia las manifestantes, que desaparecieron tan rápidamente como habían llegado.

No fue la única nota de color en el día de la inauguración oficial de la Bienal, el día dedicado a las autoridades y los vips, que desembarcan en la laguna con sus yates espectaculares, en una ostentación que nada tiene a que ver con el common ground, el terreno común predicado por Chipperfield, director de esta 13ª edición de la Bienal. El segundo incidente lo protagonizaron los estudiantes convocados por Luis Fernández Galiano para la instalación Spain mon amour, encargados de explicar luces y sombras de la profesión, ataviados con ropa blanca y máscaras venecianas.

Mientras el público se preguntaba si eran ángeles indignados u operadores sociales desempleados, la policía les confundió con activistas de Anonymous y para salir de dudas decidieron impedirles la entrada a la Bienal y controlarles la documentación. Tras explicarles la performance pudieron volver a su espacio para seguir hablando de los grandes éxitos de la arquitectura española de los últimos años y de su preocupación actual.

Un rascacielos de 45 pisos

Volviendo a los premios, sin duda el más merecido ha sido el León de Oro para el proyecto Torre David/Gran Horizonte de Justin McGuirk y el Urban Think Tank, formado por Alfredo Brillembourg y Hubert Klumpner. El rascacielos de 45 pisos, que se empezó a construir en Caracas y que tras quedar abandonado ha sido ocupado por una comunidad de más de 300 personas, demuestra mejor que cualquier otro proyecto que el cometido de la arquitectura es mejorar la vida de las personas “La Torre David refleja la creatividad y la capacidad de las comunidades urbanas autónomas, hay que aprender de ellos. Para nosotros quizás sea una favela vertical, pero para ellos es la casa”, aseguraban los autores.

Finalmente el premio para el mejor proyecto joven ha sido por el estudio irlandés Grafton Architects, que pone en relación las tradiciones paisajísticas de Machu Picchu en Perú y el islote de Skellig Michael en la costa de Irlanda, mientras el León de Oro a la carrera ha sido para Álvaro Siza, tal y como se anunció ya hace unos meses. Hoy se van los arquitectos y los periodistas y llegan los visitantes. La Bienal queda inaugurada y la atención ya tiene otro foco: la Mostra del Cinema en el Lido.

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