Una mayúscula sorpresa
En tiempos de abulia narrativa, nula capacidad de riesgo, reiteración de esquemas y vulgar aprovechamiento del tirón de las franquicias por lo que conllevan sí mismas, es decir, título que ya no hay que vender, personajes identificables, tono sin sorpresa, el estreno de un torpedo como Madagascar 3 supone una mayúscula fiesta veraniega. Como si sus autores fueran conscientes de que se les acababa la batería de una saga que suficientes réditos había dado con una secuela lánguida y un rutinario spin-off en forma de serie protagonizada por sus más gamberros personajes, Los pingüinos de Madagascar, sus autores han tirado la casa por la ventana con una última juerga efervescente en forma de gamberrada circense por Europa.
Madagascar 3, que empieza como un tiro y luego persevera, tiene insolencia en su narrativa y en sus diálogos; la rapidez de movimientos, de réplicas y de dinámica argumental de las mejores screwball comedies; un espectacular diseño del 3D, con continuas sorpresas en forma de ruptura de la pantalla y un impresionante diseño de fondos en las ciudades europeas que muestra. Entre la comedia desenfrenada y una gran road movie de acción, este peligroso artefacto, con el que quizá los más pequeños puedan sentirse apabullados, contiene además uno de los mejores personajes del reciente cine de animación infantil: una policía francesa, heredera de las más repugnantes brujas clásicas de Disney, con un descacharrante e inolvidable diseño de movimientos.
Madagascar 3
Dirección: Darnell, MacGrath y Vernon. Intérpretes: Ben Stiller, Chris Rock, Jada Pinckett, David Schwimmer (voces). Género: animación. EE UU, 2012. Duración: 93 minutos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.