Oliviero Toscani: “Los fotógrafos actuales no están a la altura de su misión histórica”
El fotógrafo italiano participa en un taller organizado por la Casa de la Imagen de Logroño
El fotógrafo italiano Oliviero Toscani (Milán, 1942) -uno de los más famosos del mundo por sus campañas para Benetton, Esprit, Valentino o Fiorucci- criticó ayer en Logroño que los fotógrafos actuales “no están a la altura ética, moral, de sinceridad y compromiso social de la misión histórica” que tienen encomendada: transmitir la "verdadera historia", que, a su juicio, existe desde la aparición de la cámara fotográfica.
Toscani asegura que “el nivel cultural medio de los fotógrafos actuales es muy bajo” y cree que “pasan demasiado tiempo hablando de técnica, pero la tecnología es solo un medio. La pluma no hace la poesía, a mí no me interesa discutir sobre la pluma cuando hablo de poesía, y la mayoría de fotógrafos pierden el tiempo discutiendo de la pluma. En general, buscan solo un deleite estético en la imagen, en lugar de retratar la realidad. Y la fotografía debe tener una función social, debe mostrar la condición humana extrema; lo demás es solo una masturbación estética”.
Toscani reflexionaba ayer así en Logroño, donde participa este fin de semana en un taller organizado por la Casa de la Imagen con motivo de su 30 aniversario. El taller comenzó la tarde del viernes con una presentación de su trabajo, incluyendo algunas de sus obras menos conocidas, como un retrato con Andy Warhol o la primera imagen publicitaria de Monica Bellucci. En la jornada de ayer, Toscani distribuyó por la mañana a los participantes en cinco sets de trabajo para retratar a los habitantes de Logroño y a los peregrinos del Camino de Santiago a su paso por la capital riojana. Por la tarde, pupilos y maestro editaron las imágenes y realizaron un audiovisual que se proyectó por la noche en una gran pantalla instalada en la plaza de San Bartolomé.
Esta iniciativa se enmarca en uno de los proyectos que el controvertido fotógrafo desarrolla en la actualidad, La raza humana, un suerte de torre de Babel visual con la que lleva seis años recorriendo el mundo para retratar a miles de personas. Después de acercarse a Sudamérica, su próximo destino es el África negra.
Fotógrafo, publicista, diseñador, ideólogo… Oliverio Toscani se considera un artista que utiliza la fotografía "para expresarme”. A pesar de que la polémica ha acompañado siempre a sus campañas, asegura que no le interesa "la provocación en sí". "Veo las cosas con un punto de vista diferente a la normalidad y por eso se dice que soy un provocador”. Con esta filosofía se hizo famoso a final de los años ochenta cuando comenzó a trabajar para Benetton creando algunas de las imágenes más impactantes de la historia de la publicidad con reflexiones sobre el Sida, la guerra, el racismo o la religión. Tras su divorcio de la firma italiana a raíz de una campaña contra la pena de muerte, Toscani se ha mantenido fiel a su estilo con una campaña contra la anorexia o un calendario ilustrado con pubis femeninos que escandalizó el año pasado a las organizaciones feministas de su país. “Siempre son los dos mismos temas: el sexo y la muerte. Son los dos temas a los que se reduce todo, y también el arte, que es la expresión más alta de la comunicación”.
Y con la misma sinceridad provocativa, Toscani se refirió ayer en Logroño a cuestiones como el anuncio de Berlusconi de volver a presentarse a una reelección —“será el mayor suicidio político de la historia”—; la crisis actual —“habría que matar a los políticos y a los responsables de finanzas porque han demostrado que habíamos puesto nuestro destino en esta gente incompetente”—; la televisión — “es una mierda total, ha matado la imaginación del pueblo y solo alimenta lo que piensan que el público medianamente idiota debe aceptar; no hay un minuto de televisión bueno, excepto documentos no programados, como el 11S”—; o las redes sociales —“Facebook es para idiotas; Warhol decía que todo el mundo iba a ser famoso durante 15 minutos, y aquí es durante dos segundos. Es una moda, se pasará”—.
Enérgico, histriónico y seductor, a sus 70 años, Toscani se ha involucrado de lleno y a su manera en la docencia para transmitir los conocimientos adquiridos durante cinco décadas de trabajo a las nuevas generaciones: “Voy a enseñar la subversión. Hay que subvertir, es una energía que debe ser desarrollada por los jóvenes. El arte sin subversión no es necesario".
Babelia
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