Homenaje al póster musical

Aunque cueste creerlo, existe un Instituto Americano del Póster. Toda una institución dedicada al estudio, colección y análisis de esos pedazos de papel que se cuelgan en los alrededores de una sala de conciertos antes de una actuación. En Estados Unidos, además, la gente suele rascarse el bolsillo a la salida y suelta 20 dólares para llevarse uno a su casa, algo que aquí no es tan común, pero que da significado al concepto de póster de colección: ese que no va recargado con toda suerte de detalles del concierto y que permite al artista lucirse con un encargo. Muchos son serigrafías de tiradas muy cortas y pueden llegar a costar todo lo que uno esté dispuesto a pagar.

Flatstock es la feria itinerante que organiza este particular instituto y que ahora llega al Primavera Sound, instalada en el recinto principal del Parc del Fòrum (del 31 de mayo al 2 de junio). Una ocasión para hacerse una idea de cómo funciona este mercado, muy adscrito a patologías como la colección y compra compulsiva de vinilos. Además, estos días puede verse también la muestra Flatstock, the world of music posters, una exposición de 70 piezas de artistas del American Poster Institute y de The Poster Collective (la versión española) en La Virreina hasta el 3 de junio.

Para entenderlo un poco mejor, EL PAÍS le ha pedido al director de Flatstock y del American Institute Poster, Geoff Peveto, que seleccione sus diez carteles preferidos. Desde The Black Keys a Flaming Lips (la banda favorite de Peveto), pasando por Spoon y terminando con el fantástico trabajo para Afghan Whigs. Diez obras de arte basadas en la identidad sonora de grandes bandas del rock.