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Cuando un director de cine hace teatro dentro de una novela

El artista y cineasta Santiago Lorenzo publica 'Los huerfanitos' Una novela de ficción cargada de humor sobre los entresijos del mundo teatral

El director de cine Santiago Lorenzo.
El director de cine Santiago Lorenzo.SERGIO ALBERT

Nadie dijo que montar una compañía de teatro fuera fácil. Y menos en plena crisis mundial (y también particular). Y menos aún cuando a los propios productores les importa un pito el teatro. Y ya ni hablemos si a todos estos inconvenientes les añadimos una herencia contaminada, una familia rota, unos actores borrachos y un estreno a contrarreloj, entre otras desesperanzadoras desdichas. Tamaña tarea solo la podría llevar a cabo un director de cine, pero no en la gran pantalla, sino a en las páginas de una novela de ficción. Los huerfanitos (Blackie books), del director de escena, productor y artista Santiago Lorenzo (Portugalete, 1964), condensa en algo más de 300 páginas todos estos acontecimientos (y más) consiguiendo no caer en el dramón a través de su mejor arma: el humor. “Los que no podemos arreglar esta época con la técnica, nos queda arreglarlo con nuestras herramientas”, se justifica el autor.

El teatro Pigalle (que guarda un parecido razonable con el teatro Alcázar de Madrid) es el escenario donde se desarrolla una trama que gira en torno al propio teatro, por donde, como en la vida (La vida es curiosamente el título de la obra que se pretende representar en el Pigalle) pasan personajes de todo tipo y en las circunstancias más estrambóticas. “Me caen bien mis personajes porque me dan un poco de pena, están metidos en un grave problema y eso me recuerda a mucha gente a mi alrededor que se ha encontrado en esa situación”, dice Lorenzo. A pesar de la lástima que pueda sentir por ellos, el autor se recrea en ridiculizar a sus personajes y someterles a una perrería tras otra. ¿La fórmula? Aprender a reírse de sí mismo: “Verse uno muy puteado tiene un punto de comicidad. Cuando me he visto pasándolas canutas, al final me suele acabar pareciendo cómico ese personaje, que soy yo”, argumenta.

Los huerfanitos está ambientada entre los meses de febrero y junio de 2012, con la crisis latente en toda la novela (también crisis de ansiedad), que este pluriempleado escritor, artista y cineasta adereza con una dosis de humor y optimismo. “Cuando éramos pequeños teníamos la idea de que jamás trabajaríamos, y resulta que al final siempre pasa lo mismo: luego todo se arregla para volver a estropearse… Pero quedémonos con la primera parte”. Lorenzo revela que él también vivió en sus carnes serias dificultades económicas hace unos años y lo pasó muy mal. Con esta novela no pretende otra cosa que hacer un comentario a esta crisis de hoy “a la que habrá que buscarle un nombre”, apunta, “y lo que ocurre es que las crisis particulares pasan todo el tiempo, y tienen mucho que ver con las globales”.

Lorenzo ganó un Goya en la categoría de Mejor Corto de Animación por Caracol, col, col en 1995, y a pesar que su carrera literaria está ya casi tan asentada como su carrera cinematográfica, (le llaman el Eduardo Mendoza de los madriles) lo de crear sus personajes de ficción no consigue matar el gusanillo de dirigir a actores reales: “Echo muchísimo de menos dirigir, cuando tocas al actor, le ves y le hueles es una maravilla, cuando realizas los decorados… Eso en la novela no puedes hacerlo”, explica. Esa vocación también se traslada a Los huerfanitos que, confiesa, le encantaría dirigir algunos capítulos con actores reales, hacer la dirección de arte e incluso interpretar a algún personaje, “Pero no pensaba en una posible adaptación al cine o al teatro mientras escribía la novela, solo en que la historia tuviera interés, que es la asignatura común entre escribir un guion y escribir una novela”.

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