Al rescate de Pompeya
Arranca un proyecto financiado con 105 millones por Italia y la UE para la conservación del área arqueológica, afectada por varios derrumbes
Los primeros en ceder fueron, paradójicamente, los más entrenados. La derrota de los gladiadores contra el paso del tiempo dejó su casa en Pompeya hecha una montaña de escombros. Era noviembre de 2010 y desde entonces la zona arqueológica ha asistido impotente (?) a cuatro derrumbes más. Tan grande era la herida que se estaba abriendo en Pompeya que la tirita para parar la sangría costará unos 105 millones de euros. Es esta la cifra con la que cuenta un proyecto común entre Italia y UE para relanzar el área que ayer recibió la vía libre definitiva del gobierno de Mario Monti.
El primer ministro italiano presentó, en una comparecencia televisiva en Nápoles, las primeras cinco convocatorias de concursos públicos para la conservación de sendas casas de la zona de Pompeya. El próximo 24 de abril terminará el plazo y Dióscuros, Marinero, Paredes Rojas, Sirico y Criptóportico (así se conocen las cinco casas) descubrirán los nombres de sus nuevos cuidadores.
“En Pompeya se tiene que dar una estrecha colaboración entre cultura y desarrollo económico por el interés no solo de Italia sino de todo el mundo”, aseguró Monti. El ministro de Cultura italiano, Lorenzo Ornaghi, añadió que “Pompeya es un bien de la humanidad”. Y de los 6.000 humanos que cada día, de media, se pasean por la ciudad a la que el 24 de agosto del año 79 una erupción del Vesubio sustrajo la vida y otorgó la Historia.
De sustraer la vida al Sur de Italia se encarga en cambio, desde hace décadas, la mafia. Donde los optimistas leen términos esperanzadores como gran proyecto y restauración, la criminalidad organizada suele ver sinónimos de dinero y oportunidades. Ya ha ocurrido decenas de veces. Pero no en esta ocasión, según se empeñó en subrayar ayer el prefecto de Nápoles, Andrea de Martino. Para ello, un equipo compuesto por miembros de la policía fiscal y de varios ministerios vigilará cada paso del plan y los pagos serán completamente transparentes. “Ni un euro llegará a la camorra”, prometió De Martino.
Cruzando los dedos, los 40 millones aportados por la UE y los más de 60 procedentes de fondos italianos irán entonces solamente a reforzar muros y restaurar piezas de Pompeya. El lifting arqueológico tardará unos tres años. Más o menos el tiempo que le duró a Sandro Bondi el cargo de Ministro de Cultura italiano. Precisamente a raíz de los continuos derrumbes en Pompeya Bondi, que estuvo al frente del ministerio con el anterior gobierno de Silvio Berlusconi, tuvo que dimitir en marzo de 2011, incapaz de recomponer un puzzle cuyas piezas no paraban de caerse.
El propio ejecutivo de Berlusconi promovió entonces el Gran Proyecto Pompeya al que ayer Monti dio el pistoletazo de salida. “Preservación, mantenimiento y mejora” del área arqueológica son los objetivos. O, como dijo ayer Monti, “que Pompeya siga de pie”. Una misión nada fácil. Bien lo saben los gladiadores.
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