_
_
_
_
CRITICA / 'ELBULLI: COOKING IN PROGRESS'
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El ejército de Adrià

Javier Ocaña
Una imagen de Adrià con su equipo
Una imagen de Adrià con su equipo

De El sol del membrillo a La danza pasando por El cuaderno de barro, los documentales que se introducen en la vorágine del proceso artístico nos sirven no solo para entender de una forma más diáfana dicho estado de inventiva, sino para vislumbrar de un modo más o menos eficaz la personalidad, normalmente arrebatadora, del genio que lleva a cabo la tarea. elBulli: cooking in progress, documental alemán sobre el trabajo de Ferran Adrià y su equipo en su restaurante, recientemente cerrado, se adentra en esa sistemática logrando, al mismo tiempo, una creación artística (la película), gracias a un certero concepto unitario entre fondo y forma, y el espectacular retrato de otra obra de arte (los platos de elBulli). ¿Arte la cocina? Adrià lo niega: “Aquí hay más investigación que creatividad”. Pero Picasso, a su modo, lo corroboraba: “La inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”.

'ELBULLI: COOKING IN PROGRESS'

Dirección: Gereon Wetzel.

Intervienen: Ferran Adrià, Oriol Castro, Eduard Xatruch.

Género: documental. Alemania, 2011. Duración: 108 minutos.

En realidad, aunque haya arte en la cocina de elBulli, también hay matemáticas, diseño artístico, física, química, ingeniería informática y hasta alta costura. Y uno, inevitablemente, acaba preguntándose qué ocurriría si comiera todos los días así: ¿se convertiría en una persona distinta, defecaría igual, tendría un aliento artístico, sería un personaje de ciencia-ficción? Porque eso es lo que parece en ciertos pasajes el documental de Gereon Wetzel, un relato de ciencia-ficción, punteado por una extraordinaria banda sonora de aire japonés, en el que la cámara siempre está en el sitio justo y donde el público, salvo un precioso plano en contrapicado, apenas existe. Ver a sus ayudantes comerse las uñas mientras Adrià prueba los platos es una joya sociológico-laboral, quizá lo mejor de una estupenda película. Y la prueba de que, salvo algún esporádico apunte emocional, la maquinaria humana se mueve en tal estado de tensión que no parece haber hueco para disfrutar del trabajo.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_