"Las lesbianas de nuestra comunidad asisten a más funerales que fiestas"
Casa África de Las Palmas de Gran Canaria le dedica una retrospectiva 'Fragmentos de una nueva historia'
Solo hay algo peor que ser negra y lesbiana en África. Ser, además, pobre. La fotógrafa y activista Zanele Muholi (Umlazi, Durban, Sudáfrica, 1972) es una profunda conocedora del tema. Por formar parte de esta comunidad y por los muchos años que lleva denunciando los crímenes consecuencia de la homofobia. Las terribles violaciones "curativas", las tremendas agresiones perpetradas contra las lesbianas negras en África, la realidad del VIH y los asesinatos han sido temas constantes en su trabajo. La sala de exposiciones de Casa África en Las Palmas de Gran Canaria abre hoy al público una retrospectiva de su obra titulada Fragmentos de una nueva historia. En esta entrevista realizada por correo electrónico antes de viajar a España para inaugurar la exposición habla con crudeza de la necesidad de poner cara a las víctimas de la discriminación, de la necesidad de seguir siendo una activista a plena dedicación y de las posibilidades redentoras del arte.
Pregunta. Su trabajo ha sido expuesto en lugares tan importantes como la Bienal de Sao Paulo (2010); el Victoria & Albert de Londres (2011) o la galería Leslie / Lohman de Nueva York (2011). ¿Están aquí recogidos todos sus temas?
Respuesta. Sí, en la selección de la exposición se tocan varias temáticas de mi obra. En especial, las políticas identitarias que se centran sobre los individuos LGBTI (Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales ) y negros en Sudáfrica y sus diferentes fases. Trabajo mucho en los Townships, donde nací, un espacio en el que me siento cómoda y donde pasan muchas cosas. La gente se niega a entender y hay muchos prejuicios, y eso hace que los LGTB no puedan vivir sus vidas abiertamente.
Me concentro sobre las identidades negras en este espacio. Es una manera de producir una historia sobre seres humanos que poseen múltiples y complejas identidades. Sudáfrica tiene la Constitución más progresista de África, pero una cosa es escribir una constitución y otra es la realidad cotidiana del país; aquellos que aparentemente están protegidos no se les debería discriminar ni atacar solo por su orientación sexual, solo por ser una mujer negra, lesbiana. Por lo que yo no estoy protegida.
Hay crímenes de odio, matanzas y múltiples formas de violencia donde se articula este prejuicio existente, a pesar de la Constitución. Por lo que en mi trabajo fotográfico y videográfico pongo de manifiesto esta distancia entre la constitución y la realidad, para asegurar una visibilidad y que los LGBT en Sudáfrica estén presentes en los libros de historia como contribuyentes a la economía del país. Hay que ponerles caras a las múltiples experiencias y realidades de las gentes de Sudáfrica. Documento las políticas identitarias como una activista visual y siempre desde dentro, porque yo soy parte de esa comunidad.
P. Mujer, negra, y lesbiana. ¿Cree percibir una triple discriminación?
R. En muchos casos, sí. Se viven muchas formas de discriminación. Para empezar soy Negra, de otra raza, que puede ser visto como inferior para los racistas, además soy Lesbiana y estoy en una relación interracial, yo soy negra y mi pareja es blanca. Cuando salimos las dos, como cualquier otra pareja a cenar o de compras, la gente nos mira y piensa que ella me paga, piensa que yo soy su mera sirvienta o asistente, como si yo fuera de su posesión, se piensa que la blanca me esta haciendo un favor. En ningún caso se nos ve como iguales dentro de una relación amorosa. Hay muchas parejas interraciales, de mujeres y hombres que pueden tener sus ventajas pero en nuestro caso son solo desventajas.
Hay muchas capas de discriminación no solo por ser negra y mujer pero estar en una relación con una persona del mismo sexo triplica el efecto. La raza juega un papel muy importante cuando se mezcla con el sexo. Los prejuicios se consolidan aún más y se establecen lecturas de poder y clase donde la mujer negra sigue a la mujer blanca como subordinada.
P. ¿Cómo sobrevive uno cuando debe de enfrentarse a esas discriminaciones?
R. Soy primero una activista. Enfrentarme a esa discriminación es parte de mi vida y no solo de mi trabajo fotográfico. Como fotógrafa considero que debo de tener una agenda política. Uno debe tener un empeño activista y entender el sentido y las maneras, las estrategias de cómo tratar con esa discriminación. Yo fotografío con un discurso político específico y no solo para crear imágenes bellas. Lo hago para crear diálogos y enfatizar nuestra resistencia y existencia en nuestros espacios y comunidades. Pero uno debe de tener mucho cuidado en la manera en cómo lo desarrolla. No solo me pongo yo en peligro sino que también pongo a las demás en peligro. Diferentes tipos de confrontación funcionan de diferentes maneras según tu interlocutor por lo que puedo poner a gente en peligro cuando me enfrento a los homófobos. Hay que generar buenas estrategias para tratar la discriminación. No es un trabajo puramente individual, trabajo como mucha gente, con muchas organizaciones, no lo hago sola.
P. ¿Siente que los colectivos feministas y las organizaciones gais son solidarios con usted?
R. Sí. Los colectivos feministas me han ayudado mucho. Trabajo con muchas académicas e intelectuales feministas en universidades y organizaciones diversas. Colaboro asiduamente en universidades con estudiantes que usan mi trabajo para sus estudios y a su vez me ayudan a articular mi propio trabajo. Funcionan como un punto de referencia para mí. Y es muy importante el hecho de que mi trabajo no solo se muestre en galerías, en museos sino que forme parte de la educación, del curriculo nacional. Mi trabajo se usa mucho en cursos sobre sexualidad y estudios de género. También han colaborado mucho las organizaciones gays.
Antes de ser un artista a tiempo completo yo era una activista a tiempo completo. Ahora soy una activista visual y colaboro con muchas organizaciones LGBTI en Sudáfrica y otros lugares. Colaboro en muchas publicaciones y soy miembro de algunas organizaciones LGBTI. De hecho acabamos de terminar un proyecto llamado Queer Malawi por ejemplo. Trabajo con muchas organizaciones feministas y no gubernamentales para dar toda la visibilidad necesaria a nuestra comunidad.
P. ¿Qué pasa con los partidos políticos convencionales? ¿Cómo llamaría su atención?
R. Mi fotografía es política. Todo depende de donde sea expuesto. Si la gente no acepta lo gay, todo se complica. Mi trabajo por ejemplo fue censurado por la exministra de las Artes y la Cultura de mi país, Lulu Xingwana. No sé cuantos más reaccionaran así ni tampoco cuántos me defenderían. El arte es política para mí. Hay artistas que se centran en la economía. A mí me interesan los derechos humanos. Reclamo el espacio público, que se supone que es dominio de todos aquellos ciudadanos amparados por la constitución. Quiero dar visibilidad a esos cuerpos y que sean escuchadas esas voces. Nadie debería sufrir por el camino. Si realmente todos luchamos por los derechos humanos, por la defensa de la ciudadanía entonces que realmente así sea.
P. Veo que sus fotografías están cargadas de historias. Algunas de ellas muestran momentos difíciles. ¿Hay alguna que destacaría en particular?
R. Toda la serie titulada Faces&Phases, cada rostro, tiene una historia que contar.También quizás la serie de las personas transgénero, de los Beulahs, esos bellos individuos que pasan de ser hombres a mujeres, de forma tan mágica. Este movimiento fantástico transgénero que está saliendo en Sudáfrica por primera vez. Es gente que nunca hasta ahora había gozado de un espacio para desarrollarse. También me preocupa el acceso a la salud de todos ellos. En su proceso de transformación necesitan muchas hormonas y medicamentos y muchos no tienen dinero para pagárselo. El gobierno tendría que resolver este problema.
Faces&Phases es muy importante. Me preocupa que se esté matando a gente. Que mujeres sean violadas. Me preocupa que se estén perdiendo vidas jóvenes. En este año hemos perdido ya a cuatro personas. El cuerpo de Ntsiki Tyatyela fue hallado en una basura en la esquina de la casa de su madre en Nyanga.
No solo soy fotógrafa debo ser una activista porque también te puede pasar a ti, te puede tocar en cualquier momento. Tu vida no esta garantizada. Jóvenes menores de 25 años brutalmente atacadas y matadas. Las lesbianas de nuestra comunidad asisten a más funerales que a fiestas.
Te empiezas a preguntar: '¿qué es la libertad?', '¿qué significa realmente la democracia?' Justamente el viernes pasado amigas mías asistieron al juicio de Zoliswa quien fue apedreada hasta la muerte con solo 19 años de edad. Un juicio que ha tardado cinco años en resolverse. Ayer mismo asistimos al memorial de esa chica de 21 años que fue encontrada en la basura. Esta es la realidad de Sudáfrica. Es doloroso, duele, y está todo equivocado. Es por eso que hago mi trabajo. Está mucho más allá de la belleza. Es sobre la pérdida. Toda esta violencia solamente por decir que amas a otra mujer.
P. Pese a la dureza de los temas que trata, la belleza flota en cada imagen, ¿cómo lo consigue?
R. Es muy importante en la fotografía establecer una relación cercana con la gente. Que haya una relación real y que entiendan el sentido de lo que haces y de lo que quieres conseguir. Es muy importante para mí conocer muy bien a la gente con la que trabajo. Darles apoyo cuando lo necesitan y si no puedo concedérselo yo dirigirles a aquellos que puedan dárselo. Las relaciones son francamente importantes. No puedes tener belleza, eso es solo una parte. No puedes conseguir imágenes potentes sin esa relación. Siempre pienso en qué estarán pensando cuando me acerco con mi cámara a retratarles. Cuando vienen los momentos difíciles hay que estar ahí para apoyar y mantener esas relaciones con cada una de las personas con las que trabajo. Y es muy importante que ellos entiendan los motivos de mi trabajo.
Así en las fotos donde retrato a personas vestidas con trajes tradicionales y collares con cuentas trato de deshacer las diferentes visiones sobre la sexualidad. Si somos miembros de diferentes tribus, Zulu o Kosa en Sudáfrica, a parte de ser LGBTI, tenemos también nuestros códigos y rituales ancestrales que forman parte de nuestra cotidianidad. Para los Zulus, las cuentas son muy importantes y forman parte de nuestros códigos de vestimenta, cada color tiene un significado. Estos significados que deberíamos compartir más allá de la belleza. ¿Qué significa un hombre femenino que viste con collares tradicionales de la joven prometida zulú? ¿Quiere decir que reclama sus valores ancestrales o es simplemente una manifestación artística? Todos estos significados se entremezclan.
P. En aras de esa belleza, ¿sería usted capaz de manipular una historia?
R. La mayoría de los espacios en los que trabajo son naturales. Se percibe que es natural y ves que esa belleza no se puede manipular. Si hiciera trabajo en un estudio donde todo se manipula, quizás. Pero yo trabajo en el contexto externo, natural. No hay necesidad de manipular, ni fabricar, es la realidad pura y dura. No hay necesidad de recrear un evento. Me gusta trabajar en ese espacio público, porque es nuestro y hay que apropiárselo. Son historias reales, personas reales, son personas bellas viviendo sus vidas reales. No hay necesidad de fabricar, de manipular, nada.
P. ¿Cree que el arte tiene un papel incuestionable en la transformación del mundo?
R. Esta pregunta es rara. El arte sí tiene un rol, pero todo depende del contexto en que se desarrolla. El arte LGBTI, no solo en Sudáfrica sino en todo África, sí tiene un rol que jugar, ya que es fundamental afianzar de dónde venimos e intentar que nuestro arte cambie las mentalidades de nuestros líderes políticos y religiosos. Sí tiene un rol pero si hay un espacio digno para ello y no ser perseguido y atacado, poniendo su vida en peligro.
Tiene un papel pero tenemos que pensar en el contexto en el que se presenta y donde se produce esa obra. Es importante que el arte cambie las cosas pero hay que concebir el espacio en donde se articula. Si pienso en los artistas del Apartheid que tuvieron que exiliarse para hablar, consiguieron cambiar muchas cosas pero desde fuera y se murieron en el exilio ya que no podían hablar desde dentro. Yo vivo en Sudáfrica pero si viviera en Ruanda sería perseguida y condenada. Ahí poco se puede hacer, ni en Malí, ni en Sudán. Todo depende de donde estás y a quien te diriges.
Babelia
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