La Monumental entra en ebullición a pocas horas de la última corrida
Aficionados intentan hacerse con una entrada mientras los antitaurinos celebran el fin de al fiesta
La plaza de toros Monumental de Barcelona vive hoy su última jornada como coso taurino y desde media mañana registra ya un ambiente de ebullición con aficionados que buscan hacerse con una de las escasísimas entradas sin propietario y una treintena de manifestantes antitaurinos que ya celebran el fin de la Fiesta en Cataluña.
A mediodía no se había registrado ningún incidente de relevancia entre ambos colectivos. Mientras los aficionados se concentran en los alrededores más inmediatos de la plaza, los antitaurinos han tenido la precaución de reunirse unos 50 metros más allá, al otro lado de la Gran Vía.
La taquilla de la Monumental ha abierto a las once de la mañana para vender el 5% de entradas que por ley debe reservarse para el mismo día de la corrida. Ha habido empujones e insultos entre las cerca de 200 personas que hacían cola para lograr un pase para ver la última corrida de José Tomás en Barcelona.
Al otro lado de la Gran Vía, miembros del colectivo Prou, que consiguió que el año pasado Parlamento catalán prohibiera las corridas de Toros, no han dudado en brindar con cava para celebrar su victoria. Esperan que el día de hoy sea el último que tengan que manifestarse en Cataluña para acabar con las corridas de toros. El Partido Popular de Cataluña, en cambio, ha dado ánimos a los taurinos asegurando que trabaja para que las corridas se puedan retomar si el Congreso declara la Fiesta como Bien de Interés Cultural.
Un joven llamado Jordi Piqué ha sido el primero en comprar las ansiadas localidades, que ha mostrado con orgullo a los fotógrafos y los cámaras de televisión congregados en las horas previas a la corrida con la que la Monumental se despide hoy del toreo y que incluye un cartel de lujo protagonizado por el diestro José Tomas.
"Llevo aquí desde el jueves. He dormido tres noches al raso pero estoy muy contento porque voy ir a los toros con mi familia", ha dicho el joven, tras reconocer que tiene "poca afición a los toros", pero no quería perderse este "acontecimiento histórico".
En previsión de que las entradas se agoten rápidamente y mucha gente se quede sin entrada, los revendedores han empezado a merodear por los alrededores de la plaza a media mañana para ofrecer las localidades de sol y mal situadas por unos 150 euros y las más buenas por 300. En internet, la reventa ya alcanza precios desorbitados de hasta 3.500 euros.
Mientras, al otro lado de la Gran Vía, la treintena de manifestantes convocados por la organización AnimaNaturalis ha brindado con cava para celebrar el fin de los toros en Cataluña. "Estamos contentos de que la tortura de los toros en la plaza acabe en Cataluña, pero hemos venido vestidos de negro porque todavía hay toros torturados en los correbous y otras fiestas taurinas de Cataluña", ha explicado la directora de AnimaNaturales, Aïda Gascón.
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