Brasil-España, un equipo de fogones
El exclusivo club gastronómico Millesime aterriza en Sao Paulo
Cocineros de primera fila que preparan a la vista del público sus creaciones o sirven cenas exclusivas; degustaciones de cócteles, vinos, destilados o cervezas; catas de jamón ibérico, tapas de vanguardia... En São Paulo, una ciudad meca de negocios, habitada por casi 20 millones de personas, donde existen 35.000 restaurantes, del más lujoso al más sencillo y popular, y donde comer es un cotizado deporte social, el aterrizaje en Brasil de un evento como Millesime tenía el escenario más tentador.
Creado hace tres años en Madrid como un club gastronómico para que las empresas puedan agasajar y fidelizar a su clientela, es la segunda vez que Millesime se organiza en territorio americano. Primero fue en República Dominicana. México será pronto la próxima escala y en Brasil -donde ya se ha creado una empresa local en São Paulo- habrá una nueva edición el próximo año, tras el éxito de la experiencia de esta semana, asegura el presidente de Millesime, Manuel Quintanero. Unas 40 empresas, brasileñas y españolas con presencia en Latinoamérica, han visitado el salón. Y, según Quintanero, "han abundado los particulares, como la dueña de un banco o los responsables de tres galerías de arte, que han querido invitar a sus amigos y clientes".
Dani García, Pedro y Marcos Morán, Sergi Arola, Xosé Cannas y Sergio Torres por parte española y Alex Atala, Helena Rizzo, Daniel Redondo y José Barattino, codo con codo con cacerolas, sartenes y planchas, hicieron posible un hermanamiento de fogones durante tres días en la Terraza Daslú, un espacio comercial y de eventos de lujo junto al rascacielos que alberga la sede central del Banco Santander en São Paulo. Cada noche, 400 personas llenaron tres restaurantes temporales (decorados por el estudio arquitectónico madrileño James&Mau). Con propuestas temáticas: Naturaleza, Paisajes Soñados y Ciudad, cada salón ofreció 50 mesas para ocho personas cada una, a un precio de 12.000 reales (5.108 euros). Aunque también había para las empresas una opción de visita diurna, a 1.500 reales, para realizar degustaciones y catas, ver demostraciones en directo de chefs y comprobar el nivel de los banqueteiros o empresas de catering paulistas y de la oferta regional española de Paradores.
Los madrileños Paco Roncero (que desarrolló un taller de cocina creativa) y Paco Patón coordinaron en fogones y sala, respectivamente, unas brigadas de eficiente tropa culinaria hispano-brasileña. Las estrellas brillaron en compañerismo y ganas de internacionalizar el placer y el negocio culinario. La cocina española se vende bien en Brasil. Ya hay ejemplos como Sergi Arola y los hermanos Javier y Sergio Torres, con restaurantes en São Paulo y Río de Janeiro, además del gastroempresario Belarmino Iglesias (Figueira-Rubaiyat). Los catalanes Torres diseñan el menú de la línea aérea brasileña Tam, del mismo modo que Iberia cuenta en sus vuelos internacionales con nombres punteros de la cocina española presentes estos días en São Paulo. Para apoyar esa exportación gastronómica, el secretario general de Turismo, Joan Mesquida, visitó Millesime São Paulo tras inaugurar la nueva sede de la Oficina Española de Turismo en esta ciudad.
Pero en Millesime han surgido bastantes tentaciones y propuestas firmes de abrir negocio, según cuentan los chefs Marcelo Tejedor, Xose Cannas y Pepe Solla, que representaron la potencia culinaria de Galicia, región invitada en el salón. "Brasil es un país para invertir. Hay campo abonado para talentos", afirman. Los asturianos Pedro y Marcos Morán subrayaron el flujo de ida y vuelta Brasil-España con las actividades previstas del recién estrenado Centro Niemeyer de Avilés, diseñado por el famoso arquitecto brasileño y donde desde el cocinero Alex Atala hasta el escritor Paolo Coelho o el futbolista Pelé agitarán el hervor cultural.
Y Millesime ha servido también para que los cocineros de São Paulo aumenten el abanico de clientela de sus restaurantes (a tenor de las llamadas y contactos de los últimos días), según han confirmado nombres emergentes del panorama paulista como Helena Rizzo, Bel Coelho y Rodrigo Oliveira, participantes en el show cooking de jóvenes maestros, o Tsuyoshi Murakami, sorprendente sushiman de la actual escena japobrasileña. "Igual que ocurrió en España con la incorporación de los sabores mediterráneos a la cocina de vanguardia, los chefs brasileños buscan sus raíces y las incorporan a la gastronomía de élite", constata Arola. Mientras que los protagonistas del activo movimiento culinario en São Paulo comprueban que su creatividad puede captar todo tipo de públicos. En una ciudad de contrastes, con lujo extremo y gente que no tiene dinero para comer, no pueden negar la realidad de que la cocina es algo importante y que existen distintas formas de imbricarla en la cultura. Han bebido de maestros españoles. Por las cocinas de Adrià, Roca o Aduriz han pasado como estudiantes los jóvenes profesionales que demuestran que, por ejemplo, unas tapas a la brasileira pueden ser tan populares y tan auténticas como la feijoada o el rodizio.
Babelia
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